Merkel visitó a Navalni cuando estuvo ingresado en el hospital de Berlín

El portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert informó del encuentro, pero aseguró que se realizó de manera «estrictamente confidencial»

Navalni y su esposa Yuna Navalnaya posan juntos en una foto para redes sociales Reuters

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En torno a la prestigiosa clínica Charité de Berlín habían surgido rumores hace ya dos semanas, pero hasta hoy no hay sido confirmado por el portavoz del gobierno alemán, Steffen Siebert, que en la habitual rueda de prensa de los lunes ha reconocido que Angela Merkel visitó al opositor ruso Alexei Navalni en el hospital. Seibert insiste en que no puede dar detalles porque se trató de una visita privada, pero es evidente que el detalle de cortesía de la canciller alemana llevaba implícitas intenciones políticas. «No se dio a conocer al público, pero quienes tenían que enterarse se enteraron», comentan fuentes cercanas al Ministerio de Exteriores alemán, en velada referencia a la estricta vigilancia a la que los servicios de inteligencia rusos tenían sometida la clínica durante la convalecencia de Navalni. Merkel habría hecho llegar así a Moscú un claro mensaje de apoyo gubernamental y personal al opositor ruso y a sus seguidores, así como su firme intención de implicarse en el esfuerzo para que la investigación llegue hasta las últimas consecuencias.

Sobre el rato que Merkel pasó junto a la cama de Navalni y la conversación que mantuvo con él y con su mujer, solamente ha trascendido que expresó al paciente sus más sinceros deseos de pronta recuperación y que éste le hizo saber que no pediría asilo político en Alemania , sino que su intención era, en cuanto las circunstancias lo permitan, volver a Rusia y seguir trabajando allí. Se trata de un gesto que la prensa alemana ya calificado como «inusual» y que traducen como la intención del Gobierno alemán de llegar hasta el final en la investigación. También sería una respuesta a los rumores que han estado circulando en Rusia y de los que algunos medios rusos se han hecho eco, sobre la posibilidad de que Navalni hubiera sido envenenado en Alemania, en lugar de en la habitación que había ocupado en el hotel de Omsk, en la que sus colaboradores hallaron una botella de agua de plástico con restos de agente neurotóxico Novitchok.

El Gobierno ruso ha estado acusando a Alemania de rechazar «categóricamente» la cooperación necesaria para aclarar el presunto envenenamiento de Navalni. «No cooperan para establecer la verdad sobre la situación de Alexéi Navalni», se ha quejado el Ministerio de Exteriores ruso mediante un comunicado. La policía rusa declaró en agosto que había abierto verificaciones preliminares tras la hospitalización de Navalni en Siberia, y después rechazó abrir una investigación criminal porque aseguró no disponer de elementos suficientes que acreditaran la tesis del envenenamiento, a pesar de que ésta fue confirmada paralelamente por tres laboratorios europeos. La policía y la fiscalía rusas dijeron que habían enviado demandas de asistencia jurídica a los laboratorios de Alemania, Francia y Suecia, «sin respuesta alguna». «Contrariamente a sus obligaciones el Gobierno alemán se opone activamente al control previo a la investigación sobre ese incidente acaecido en Rusia», añadió el comunicado, cuyo tono evidencia la tensión diplomática que el caso Navalni ha inyectado en las relaciones entre los dos países.

Para el Gobierno ruso, la falta de cooperación de Berlín es parte de «un plan para politizar este incidente con el objetivo evidente de acusar a Rusia de violar la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas». Según el comunicado de Moscú, la oficina técnica de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), «cuando ofreció a la parte alemana ayuda técnica en el marco del supuesto envenenamiento de Navalni, excedió su mandato». «Las acciones de Alemania fueron tan organizadas, que el hecho comenzó a causar muchas preguntas de si puede tratarse de una nueva escenificación del misterioso uso de armas químicas, y ahora no en Siria y Reino Unido, sino aquí en Rusia», agregó. Alemania, por su parte, ha trasladado a Bruselas la necesidad de una respuesta conjunta europea al envenenamiento del opositor ruso que podría incluir nuevas sanciones. La construcción del gasoducto NordStream2, a punto de finalizar, y cuyo objetivo es ampliar el trasporte de gas ruso hacia Alemania por el fondo del Mar Báltico, corre ahora riesgo de ser interrumpida.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación