Merkel maniobra para evitar un voto de castigo de la CDU
La canciller afronta hoy el congreso de su partido con voces rebeldes contra su política migratoria
En los diez años que Angela Merkel ya gobierna Alemania se ha enfrentado a enormes retos en política interior y exterior. Pero nunca afrontó un peligro inminente de catástrofe política personal como hará en este Congreso de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que comenzó ayer en Karlsruhe . En el peor de los casos para ella, Merkel podría estar ante su inmediato final político. Pero incluso si no es así podría salir muy debilitada y entrar en el año electoral de 2016 ya abiertamente cuestionada como la líder de la democracia cristiana alemana. La crisis de la inmigración se ha convertido ya en prioridad suprema en torno a la cual gira ya toda la política interna alemana.
La sociedad alemana se halla en permanente estado de alerta por la omnipresencia, amplitud y variedad de los problemas surgidos con la oleada de inmigrantes. La capital se halla al borde del colapso de los servicios públicos , muchas ciudades se encuentran en situaciones de emergencia y la inmensidad del reto ha hecho que la preocupación se extienda también entre lo más dispuestos a la acogida. Desde hace meses, la fecha de este Congreso de la CDU se cita como el momento en el que Merkel tendría que hacer grandes concesiones a la fuerte resistencia y al malestar que ha surgido en su partido por su política de puertas abiertas para la aceptación de refugiados.
Este malestar del partido no es sino reflejo de una mezcla de confusión, impotencia y miedo que se ha extendido por todo el país ante la oleada de inmigrantes habidos en los pasados meses. Merkel ha estado prácticamente sola en la defensa de su decisión a principios de septiembre de abrir las fronteras a todos los refugiados que llegaban por los Balcanes, y se habían quedado bloqueadas en una Hungría que insistía en cumplir las leyes de la Unión Europea. Y fue durísimamente criticada -en la mayor humillación política de su carrera- en el congreso del partido hermano en Baviera, la CSU, este pasado otoño.
Pero todos sus críticos también son conscientes de la carta de Merkel y su postura de fuerza como líder hasta hoy insustituible en la CDU . Por primera vez votará ahora su partido sobre la política de inmigración a mantener. La propuesta de resolución que a última hora de ayer pactó Merkel con cierta fuerzas críticas podría desactivar parte de la protesta. Pero sobre todo de un voto de castigo que podría tener muy graves consecuencias . Si la propuesta es directamente derrotada en votación, Merkel quedará desautorizada como líder del partido y automáticamente también como canciller. En esta situación no podría mantenerse a la cabeza de ese Gobierno de gran coalición.
Pero incluso si gana por estrecho margen, su debilidad política habrá quedado ya de manifiesto y la canciller se hallará en una situación muy precaria para afrontar un año como el 2016 con importantes citas electorales en los estados federados de Renania Westfalia, Baden Württemberg y Sachsen Anhalt .
Fórmula de compromiso
La resolución que presenta la dirección del partido al voto de los delegados al congreso no impone un tope de refugiados posibles de aceptar. En ese sentido defiende la tesis de la canciller que se niega a tal tope por cuestión de principio, ya que cualquiera que cumpla los requisitos ha de ser aceptado sean cuantos sean los que llegaron antes que ese solicitante con derecho de asilo. También ha sido integrada en la resolución la iniciativa de la jefa del partido en Renania Palatinado, la teóloga Julia Klöckner , que exige una ley de integración obligatoria.
Hace solo un año esta iniciativa suya había sido rechazada directamente. Hoy, aunque modificada, forma parte del texto oficial. Exige claridad en el compromiso de aceptación y obediencia incondicional a las leyes y la Constitución alemana por parte de todos los inmigrantes, y al margen y por encima de todas las reglas religiosas de los solicitantes de asilo y ayuda. Las juventudes de la CDU que han estado integradas en la línea de marcar un tope han cedido y se conforman con la frases que hablan de que se «buscará la reducción de la cifra de refugiados» ya que «ni siquiera Alemania sería capaz de aceptar un número ilimitado de inmigrantes».
También se incluyen otros puntos como la prohibición del burka y ciertas obligaciones de integración a las que quedan condicionadas ayudas sociales. Todo ello son esfuerzos por aplacar los miedos y el malestar de unos delegados que llegan de sus lugares de origen acosados por la indignación de sus conciudadanos y por el miedo a las elecciones ante cada vez más percepciones de simpatía para grupos antieuropeístas o derechistas. De ahí que no se sepa aún si las concesiones de última hora servirán para aplacar a dichos delegados, muchos de los cuales llegaban con el compromiso de no aceptar nada que no contuviera unos techos para la inmigración.