Al menos 30.000 niños pertenecen al crimen organizado en México

Ante la ausencia de oportunidades adolescentes organizan delitos e incluso cometen el asesinato

Menores durante su presentación e integración a la policía comunitaria en el estado de Guerrero, México EFE

Borja Rama

La ONG ‘Reinserta’, experta en involucrarse en el complicado sistema penitenciario mexicano para combatir la delincuencia , ha denunciado recientemente el reclutamiento de más de 30.000 niñas y niños a manos del crimen organizado. Informan que la cifra es una aproximación y podría ser mucho más elevada entre los niños que se integran en las bandas. El número oficial baila por la inexistencia de un registro de menores dentro de las cárceles ya que suelen inscribirse como delitos contra la salud. Lo que es seguro es que la pandemia ha exacerbado el número de la captación por la deserción educativa de cinco millones de niños y que los delitos contra menores se producen en un 90% mediante internet.

A los adolescentes se les suele asignar la intendencia (hacer labores de limpieza, preparar paquetes) mientras los más pequeños ejercen como espías, saqueadores, mensajeros o informantes. En esta horrible situación hay que explicar que otros son objeto de moneda de cambio para obtener armas o son esclavos sexuales o escudos humanos. Una actividad destaca como mayoritaria: hacer de señuelo para atraer a otras víctimas. A las mujeres se las denomina «ponedoras» que usan para infiltrarse en relaciones laborales y sentimentales.

El narcotráfico, más letal y violento que cualquier otro delito, capta a menores por su manejabilidad y disponibilidad. Explican desde la organización sin ánimo de lucro que las bandas se aprovechan de este colectivo, principalmente, porque acatan las órdenes de forma adecuada , no exigen tanto como los adultos, transportan fácilmente las armas y la justicia suele ser más benévola con ellos. Los propios adolescentes ejecutan hasta 22 tipos de delitos como la trata de personas, secuestro, tráfico de estupefacientes o piratería. El pago depende de la organización delictiva que les dirija, pero suele incluir un mínimo de 500 euros y el suministro de algún tipo de droga.

La cofundadora de la fundación, Saskia Niño de Rivera, conocedora de la estimación realizada por la Red por los Derechos de la Infancia en México, constata que 20.000 menores han sido asesinados en los últimos veinte años. Habría que añadir la escalofriante cifra de 7.000 niños de los que se desconoce su paradero.

A este desolador panorama con los más pequeños, se une la estadística de World Justice Project que sitúa a México entre los diez peores países -de un total de 139- en cuanto a seguridad y justicia civil. También trata la ‘ausencia de corrupción’, uno de los lemas preferidos del presidente López Obrador al que suele recurrir con frecuencia. El informe sitúa al país mesoamericano en el quinto por la cola. Sólo superado por Uganda, Camerún, Camboya y el Congo, pero sorprendentemente Venezuela y Haití se encuentran mejor posicionados.

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