Las matanzas de los años 60 en Indonesia reabren sus heridas

Las autoridades del país asiático rechazan las recomendaciones del Tribunal Popular Internacional de La Haya, que el miércoles calificaba de genocidio las purgas anti-comunistas

El Tribunal de La Haya TWITTER
Eduardo S. Molano

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Las autoridades del Indonesia ha rechazado las recomendaciones del Tribunal Popular Internacional de La Haya (IPT 1965), que el miércoles calificaba de genocidio las matanzas ocurridas en el país asiático en los años 60 ( se estima que cerca de 500.000 personas perdieron la vida en estas purgas anti-comunistas ), así como pedía investigar a aquellos involucrados en las muertes.

Para el IPT 1965, en palabras del juez Zak Yacoob, « el estado de Indonesia es responsable y culpable de crímenes contra la humanidad (…) sobre todo, por los militares de ese Estado a través de su cadena de mando».

En este sentido, el ministro de Seguridad indonesio, Luhut Pandjaitan, recordaba que Indonesia tiene su propio sistema judicial, mientras que el portavoz de Exteriores, Arrmanatha Nasir, aseveraba que su país no se encuentra en la obligación de seguir las recomendaciones (del Tribunal).

Si hay una fecha que marca el inicio de la crisis es la noche del 30 de septiembre de 1965. Esa jornada, tras la muerte de seis generales y otros oficiales militares, atribuida al Partido Comunista de Indonesia (PKI) , comenzaba una caza de brujas que cambiaría el país para siempre.

«Cuando fui detenido, me condujeron al centro de Kalong, un lugar muy brutal de interrogatorios. La gente lloraba por las noche s », aseguraba recientemente en conversación con ABC Bedjo Unjtung, uno de los superviviente de uno de los episodios más oscuros y trágicos del siglo XX.

El Ejército, de la mano de organizaciones islámicas y grupos paramilitares, desataría entonces una feroz represión contra simpatizantes del PKI , reales o imaginarios, a quienes acusaba de planear un golpe de Estado. Se estima que 500.000 presuntos miembros de izquierdas, así como sus familiares, fueron asesinados en el periodo entre 1965-1966. Algunas fuentes elevan el número de víctimas, incluso, por encima del millón.

Fosas comunes

Todas ellas con nombres y apellidos. A comienzos del mes de mayo, juntos con otros supervivientes de las masacres , Unjtung presentaba una lista al Gobierno de Yakarta con cerca de 122 localizaciones de fosas comunes distribuidas por el país.

El documento es producto de una investigación llevada a cabo desde 2000 y da cuenta de casi 14.000 víctimas en las islas de Java, Sumatra, Borneo, Sulawesi, Flores y Bali.

«En octubre de 1965 tenía 17 años. La mayoría de estudiantes como yo eran interrogados y no se les permitía ir a la escuela . Decidí huir desde mi localidad natal, en Central Java, a Yakarta porque la situación era un caos. Muchas casas eran incendiadas y la gente sufría arrestos e, incluso, eran asesinadas. Después de cinco años de huida, en 1970 fui capturado por los militares», relata este superviviente.

El 24 de octubre de ese mismo año, Unjtung acabaría con sus huesos en un centro de interrogación . No volvería a gozar de libertad hasta nueves años después, en un causa que nunca fue juzgada.

«Las prisiones estaban masificadas. En celdas que debían ser ocupadas por no más de cuatro personas, éramos doce (…) Sufría malnutrición. No tenía fuerzas suficientes ni para levantarme», recuerda.

Sin embargo, recientemente, el Gobierno de Indonesia accedía a diseccionar la tragedia durante una conferencia en la capital , Yakarta, que contó con la participación de 200 personas, entre ellas, Sukmawati Sukarnoputri, hija del expresidente Sukarno, así como ministros del gabinete.

«(Es importante que las víctimas tengan justicia) porque es un recuerdo aún muy trágico . Tenemos que aprender de las lecciones de entonces, ya que fue el momento, además, de la creación del nuevo régimen autoritario (el “Nuevo Orden” desembocaría en 1967, con la salida del poder de Sukarno y la llegada de Suharto, quien extendería su mandato hasta 1998)», aseguraba entonces a este diario Haris Azhar, coordinador de Kontras, una organización que lucha por la defensa de las víctimas.

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