La máscara de los torturadores prohibida por la exfiscal Ortega y recuperada por Maduro

La tortura se ha convertido en Venezuela en una política de Estado aplicada de manera sistemática para sembrar el miedo entre los disidentes

Máscara utilizada por los torturadores, que recuperó Maduro

Víctor de Abreu

Los agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) utilizan máscaras especiales –para no ser reconocidos por las víctimas– durante los interrogatorios y torturas, así como durante sus actividades de extorsión y secuestro contra los disidentes del régimen chavista y sobre todo cuando actúan en las calles a plena luz del día. Aunque la entonces fiscal Luisa Ortega prohibió la utilización de la máscara de la calavera, Maduro la recuperó, después de que esta huyera del país y se refugiara en Colombia, para desafiar la autoridad de Ortega. La tortura se ha convertido en Venezuela en una política de Estado aplicada de manera sistemática para sembrar el miedo entre la población civil, y entre los militares para evitar levantamientos contra el régimen.

El Dgcim, que tiene su sede central en Sucre, cuenta también con otras «casas secretas» en las que realiza torturas a los militares que persigue y detiene. Una de ellas, por ejemplo, se encuentra en La Mariposa y es dirigida por Luseph Barrios Olivares, jefe de la unidad especial.

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