Más estados de EE.UU. desconfinan pese al aumento del ritmo de muertes

A la reapertura de negocios en Georgia se sumaron ayer Colorado, Minnesota y Misisipi

Comparecencia de Pedro Sánchez en directo: plan de desescalada ante la crisis del coronavirus en España

Trump con la coordinadora del coronavirus, Deborah Birx REUTERS

Javier Ansorena

EE.UU. se despereza poco a poco del parón infligido por el coronavirus. Donald Trump confirió a los estados la posibilidad de reactivar sus economías y un puñado de ellos ya lo han hecho. Ayer, Colorado, Minnesota y Misisipi se unieron a los estados que han levantado restricciones de forma paulatina, una decisión en la que Georgia –el segundo territorio más afectado por la epidemia en el Sureste de EE.UU.– fue pionero el pasado viernes y que enfureció al presidente, que consideraba que lo hacía «demasiado pronto».

Ayer estaba previsto que Trump ofreciera novedades sobre las directivas de la Casa Blanca sobre distanciamiento físico, el marco federal en el que se tienen que mover los estados. En el equilibrio político entre afrontar la crisis de salud pública del coronavirus y la crisis económica que provocan las restricciones para frenarlo, Trump no quiere perder control de cómo y cuándo se reactiva el país.

Los estados que han comenzado el proceso lo han hecho de forma parcial. Colorado permite que operen algunos negocios –como las peluquerías y los servicios inmobiliarios– y ha instruido a que se vuelvan a hacer cirugías no urgentes. En Minnesota, también se levantan restricciones a algunas partes de la producción agrícola e industrial –entre 80.000 y 100.000 personas volvieron ayer al trabajo, según sus cálculos. En Georgia, la relajación fue más agresiva –los restaurantes vuelven a funcionar, pero exigen distancia física entre comensales– y más temprana.

La reactivación está provocando la confusión de ciudadanos y dueños de negocios, que a veces se encuentran con mensajes contradictorios entre los diferentes niveles de autoridades. En Georgia, por ejemplo, los ciudadanos habrán observado cómo Trump cree que el levantamiento de restricciones son demasiado agresivas, mientras que el gobernador, Brian Kemp, las defiende y los alcaldes de las urbes más afectadas –como Atlanta o Augusta– piden a los ciudadanos que se queden en casa.

En los estados más afectados por la crisis, la reapertura es algo que ya se empieza a planificar, aunque falten semanas para su puesta en marcha. En Nueva York, el epicentro de la crisis , el gobernador planea que las regiones menos afectadas del estado –hay amplias regiones rurales en el Norte– empiecen una reactivación progresiva a partir del 15 de mayo, cuando expira la orden de confinamiento estatal. Ese confinamiento perdurará sin duda durante mucho más tiempo en la ciudad de Nueva York y en su área metropolitana, que concentra la mayoría de los casos.

En la Gran Manzana, donde la cifra de fallecidos sobrepasó ayer el umbral de 17.000, se toman medidas para que se cumpla el distanciamiento con la llegada del buen tiempo. Como pudo comprobar este periódico, la buena temperatura del pasado sábado llenó los parques de la ciudad hasta la bandera, como fue el caso de Prospect Park, el pulmón verde de Brooklyn, donde una masa de gente hacía ejercicio o se tumbaba al sol, con diversos grados de respeto de la distancia física exigida por las autoridades. Para facilitar ese distanciamiento en las zonas más densas –como Manhattan–, el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, anunció ayer que se peatonalizarán 65 kilómetros de calles de la ciudad, con el objetivo de ampliarlo hasta 160 kilómetros , y se ampliará la red de carriles-bici.

Las medidas de reactivación en diferentes partes del país se aprueban mientras la epidemia sigue en crecimiento –ayer EE.UU. pasaba los 55.000 muertos y se acercaba al millón de casos confirmados– y con nuevas evidencias de que la mortalidad podría ser mucho mayor. Un estudio de la universidad de Yale para The Washington Post ha analizado las primeras semanas de la epidemia -desde el 1 de marzo hasta el 4 de abril- y ha determinado que el exceso de muertos en ese tiempo respecto a la media histórica fue de 15.400 fallecimientos. No todos ellos se pueden atribuir al coronavirus, pero, sin duda, la cifra de muertos es muy superior a los 8.128 que ofrecen las estadísticas oficiales , que no pudieron recoger la magnitud de la epidemia, entre otras razones, por la falta de test.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación