Más de 550 niños en cárceles turcas

Según cifras oficiales, centenares de menores viven con sus madres encarceladas, incluso con mujeres que todavía no han sido condenadas

La represión de Erdogan tras el fallido golpe de Estado ha llevado a más de 500 niños a la cárcel AFP

JAVIER PÉREZ DE LA CRUZ

La ola de arrestos masivos en Turquía desatada tras el fallido y sangriento golpe de Estado del pasado verano ha afectado también a centenares de niños. Hasta 560 menores de entre cero y seis años se encuentran encarcelados junto a sus madres.

La cifra se desprende de un informe realizado por el opositor y socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP) , con información del ministerio de Justicia.

Según los datos oficiales, cedidos después de una serie de preguntas parlamentarias de la diputada del CHP Gamze Akkuş İlgezdi, se trata de 291 niños y 269 niñas. De todos ellos, 114 apenas han cumplido el primer año de edad.

De acuerdo con el ministerio de Justicia, en abril de 2017 había 516 mujeres en prisión junto a sus hijos. Mientras que un tribunal ya había sentenciado a la mayoría de ellas (345), hasta 171 mujeres viven tras las rejas junto a sus menores a la espera de juicio, sin haber recibido todavía ninguna condena.

Uno de estos casos es el de Burcu Çelik Ozkan, diputada del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Ozkan, arrestada el 19 de abril acusada de “ser miembro de una organización terrorista”, solicitó que su hija de tres años pudiera reunirse con ella en la cárcel de Sincan , en la capital Ankara, donde espera a que se complete su proceso judicial.

Sin ver el cielo

El informe, además, detalla las condiciones de vida de los niños tras las rejas. Uno de los aspectos que destaca es el hecho de que cientos de ellos no puedan siquiera ver el cielo. “Alrededor de 460 niños que se encuentran en prisiones de alta seguridad están forzados a vivir entre muros grises, rodeados de alambre de espino, sin ver los pájaros y las nubes ”, reza el escrito del CHP.

Los pequeños, continúa el informe, no poseen una cama adicional para ellos y, en muchos casos, la madre solo recibe una ración de comida, por lo que la salud de los pequeños se resiente. Todo esto, sumado a la malas condiciones de algunas prisiones, provoca que los niños enfermen con mayor frecuencia y necesiten tratamiento. No obstante, las madres no tienen permiso para acompañarles, por lo que la experiencia de ir a la clínica se vuelve más traumática.

Ya el pasado mes de febrero los medios opositores informaron de la precaria situación de los niños en las prisiones turcas con la historia de Miraz, un bebé de tan solo 8 meses trasladado al hospital sin su madre, Gülistan Diken Akbaba.

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