Macron teme la insignificancia de Europa ante la pujanza de China y EE.UU.
Ante los embajadores de Francia, el líder galo expresó su pesisismo sobre el futuro europeo
Veinticuatro horas después del fin de la cumbre del G-7, en Biarritz, Emmanuel Macron ha hecho un melancólico balance del puesto de Europa, Francia y el resto de los aliados europeos en la nueva geografía del poder mundial: «Estamos asistiendo al fin de la hegemonía occidental en el mundo. Sabemos que las civilizaciones desaparecen. Europa desaparecerá. El mundo se estructura hoy en torno a dos grandes polos, EE.UU. y China».
Antiguo banquero de negocios, presidente en la gran tradición del reformismo autoritario nacional (Luis XIV, Napoleón, de Gaulle, Giscard), Macron pronunció el martes un discurso solemne ante los 200 representantes diplomáticos de Francia en cinco continentes, inaugurando la vigésimo séptima conferencia de los embajadores, un foro concebido para matizar la doctrina diplomática nacional de los doce meses siguientes.
Macron presentó en el G-7 sus «ejercicios prácticos». Ante la élite diplomática nacional, el presidente de la República presentó la matriz cultural y diplomática de su acción, teórica pero eminentemente práctica.
«Matriz cultural»
Ante los embajadores de Francia, Macron hizo suya una legendaria cita de Paul Valery, uno de los grandes poetas franceses del siglo XX: «Las civilizaciones son mortales. Las civilizaciones desaparecen», afirmó el presidente, agregando, sombrío: «Europa desaparecerá».
Preámbulo para sentar la premisa doctrinal básica de la diplomacia macroniana: «El mundo se está estructurando en dos grandes polos, en torno a los EE.UU. y China. Nosotros tenemos la alternativa de intentar afirmar nuestra identidad o elegir entre dos dominadores».
Macron «traduce» al lenguaje diplomático una síntesis relativamente piadosa de las penúltimas conclusiones de varios «think thanks» trasatlánticos, convencidos de que Europa ha comenzado a perder su soberanía monetaria y tecnológica, víctima de la supremacía técnica de las empresas norteamericanas y chinas, «acompañadas» de las políticas fiscales y arancelarias de Washington y Pekín, amenazantes para la soberanía de todos los Estados europeos.
¿Qué hacer? Macron lanzó esta consigna diplomática nacional: «No hay otra estrategia que la adaptación y la audacia. Para ser libres de poder afirmar, defender o decidir nuestro propio futuro, debemos pesar y tomar parte en el juego diplomático mundial. Yo solo creo en una cosa, la estrategia de la audacia y los riesgos asumidos».
Desde la óptica macroniana, el «inmovilismo» es un riesgo mortal, para Francia y para toda Europa, por esta razón: «Nosotros somos los únicos para quienes el inmovilismo puede ser mortal. Los otros pueden o no adoptar una estrategia multilateral, unilateral o bilateral. Nosotros no. Nosotros, franceses y europeos, debemos salir de nuestros automatismos, ser audaces, tomar iniciativas, intentar “tomar” las instancias internacionales».
A juicio de Macron «debemos afirmar nuestros valores de manera firme, para intentar evitar el eclipse de Europa, ante la ascensión e influencia mundial de China y los EE.UU. Debemos elegir entre ser aliados minoritarios, de una u otra potencia, o asumir nuestro propio puesto».
No solo Washington y Pekín iluminan el riesgo del eclipse histórico de Europa. Hay otras grandes potencias emergentes que también pudieran acelerar el «ocaso europeo». «India es otra gran potencia emergente», subrayó Macron, evitando citar a otro gigante temible: Brasil. Potencia emergente con la que Emmanuel Macron ha entrado en crisis grave. Él mismo comenzó calificando de «embustero» al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que respondió en unos términos groseros.
En Biarritz, Donald Trump se negó a participar en las negociaciones, orquestadas por Macron, para combatir el cambio climático y la crisis ecológica en la Amazonia. Veinticuatro horas más tarde, el presidente de los EE.UU. se ha apresurado a dar un nuevo «espaldarazo» a su aliado y amigo, Jair Bolsonaro, elogiando su «lucha» contra la crisis amazónica.
En Biarritz, Macron dio pruebas de la audacia e «imaginación» que aconseja al cuerpo diplomático francés. Pero Trump no se privó de apoyar calurosamente a Boris Johnson, invitándolo a consumar un Brexit duro, contra la línea de flotación diplomática de Francia, Alemania y los restos aliados miembros de la UE.
Veinticuatro horas después, otros grandes actores internacionales han tomado posiciones de cierta crueldad. Trump ya había advertido que se entrevistaría con el presidente de Irán «cuando estuviesen reunidas las circunstancias oportunas». Desde Teherán, el presidente iraní, Hasan Rohaní, ha «exigido» la eliminación de las sanciones norteamericanas antes de reunirse hipotéticamente con Donald Trump.
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