Macron, un hijo de Amiens que llegó a la Presidencia
El presidente francés nació en una familia de médicos de la capital del Somme, pasó sus primeros años en un barrio privilegiado y conoció a su mujer en su colegio jesuita
Un pueblo azul Le Pen a las afueras de París
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Son las ocho de la mañana y París ya se ha despertado. El tren que parte de la Gare du Nord con destino a Amiens parece transportar a otra dimensión. El viaje a la capital del departamento del Somme transcurre entre campos reverdecidos por ... la primavera y prados cubiertos de un manto de flores. El trayecto dura hora y media. La pequeña ciudad de provincias se despereza con la parsimonia de un príncipe. Se trata de una impresión que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, conoce muy bien .
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Nacido en Amiens en 1977, Macron fue el primer hijo de Jean-Michel, un neurólogo con amplios intereses humanísticos, y Françoise Noguès, también médico. Su llegada al mundo alegró especialmente a la pareja, que un año antes había perdido a una niña después de un parto de riesgo. «La historia de mi familia es la de una ascensión republicana en la Francia de provincias, entre el departamento de los Altos Pirineos y la región de la Picardía», contaba el propio Macron en su libro ‘Revolución’ (2016). «Para mis abuelos, estudiar era primordial, y querían que sus hijos avanzaran por ese camino. Mis padres, y hoy también mi hermano y mi hermana, son médicos. Yo soy el único que no tomó esa vía».
Amor novelesco
A la salida de la estación de Amiens, las primeras avenidas del centro demuestran que la ciudad todavía se está poniendo en marcha. Los camiones de reparto aparcan junto a los negocios y un grupo de niños de colegio pasea junto a sus profesores en lo que parece ser una excusión. Es difícil detenerse a conversar con alguien, pues la mayoría de los transeúntes dice que tiene prisa por llegar a trabajar o al banco. Pueden ser excusas o no. Todavía no son las diez de la mañana. Pasado un parque en el que se puede apreciar un monumento conmemorativo de las víctimas de la Primera Guerra Mundial -la región padeció con especial violencia la contienda, convirtiéndose en escenario de algunas de las batallas más sangrientas-, se llega a la rue Delambre. Allí, celebrando sus 150 años de vida, se encuentra la chocolatería Jean Trogneux , en la que merece la pena realizar una parada.

Agudo y con un fondo de ambición, Macron destacó muy pronto como un niño inteligente y encantado de conversar con los adultos, como cuenta la periodista Anne Fulda en su libro ‘Macron, el presidente que ha sorprendido a Europa’ (Península, 2017). Si los lectores permiten una pequeña digresión, ese gusto debió de alcanzar su máximo grado en la adolescencia, cuando realizaba sus estudios de secundaria en la escuela de La Providence , una institución privada de los jesuitas. Durante las clases de teatro, el Macron de los 16 años se enamoró de su profesora de 40, una mujer casada y madre de tres niños. Brigitte, que hoy es su esposa, era hija de los dueños de la chocolatería Trogneux, y, por tanto, miembro de una familia muy conocida en Amiens. En una ciudad de provincias, el escándolo del amorío resultó doblemente mayúsculo.
«No estoy de acuerdo con las ideas de Macron, prometió muchas cosas en temas sociales cuando fue elegido y no las ha cumplido. Pero le voy a votar, porque Le Pen sería peor», explica Augustin, un joven de 26 años
Aunque los encargados de la confitería declinan responder preguntas, reaccionan con amabilidad y regalan un pequeño folleto con su historia. Es el momento de proseguir el paseo hacia los Hortillonnages de Amiens , unos jardines flotantes en los que Emmanuel y Brigitte solían pasear cuando su relación todavía era clandestina. De camino, poco antes de llegar a Les Halles, el mercado de la ciudad, un hombre por fin responde a las preguntas de ABC a las puertas de su negocio. «Macron es un buen presidente. No tengo duda de que va a ganar. Como joven emprendedor, me beneficié de las ayudas que aplicó en la pandemia, cuando estuve cerrado», agradece Dominique Eboma , de 33 años. Algo más adelante, una mujer, que lleva a su niño en carrito y no tiene tiempo de pararse a conversar, afirma antes de marcharse que «adora» a Macron. «No estoy de acuerdo con sus ideas, prometió muchas cosas en temas sociales cuando fue elegido y no las ha cumplido. Todo lo ha hecho por la economía liberal. Ha empobrecido a los pobres y enriquecido a los ricos. Pero le voy a votar, porque Le Pen sería lo peor», añade Augustin , de 26 años, en la rue du Général Leclerc, el célebre militar que liberó París en la Segunda Guerra Mundial y también estudió en La Providence.
Un barrio rico
El redoble de las campanas acompaña el ascenso hasta la plaza de la catedral, por la que se pasa antes de entrar en la singular rue du Hocquet, donde le preguntamos al responsable de la CBD Shop, esto es, de la tienda de cannabis, su opinión sobre la situación política francesa. «Creo que Macron ha dicho muchas cosas, pero no ha hecho tantas», explica David , de 32 años, que lleva un gorro negro. «Vivía en el barrio de Henriville, una zona para la gente que tiene dinero». Es una observación que también comparten otros vecinos.
Después de pasear junto a los canales de Amiens y comprobar la belleza de los Hortillonnages, es hora de conocer la zona de la ciudad en la que el presidente pasó su infancia. «Macron es un hombre que ha insultado mucho a los franceses durante el coronavirus, diciendo cosas como que iba a fastidiar a los no vacunados. Alguien que dice eso es capaz de todo», critica François , de 70 años, cerca de la estación de trenes. Henriville no queda demasiado lejos y es fácil de encontrar, pues allí se sitúa la casa de Julio Verne, hoy convertida en museo. Se trata de un barrio residencial, una especie de océano burgués en el que el silencio evoca ligeramente los días de la pandemia. «Es un sitio tranquilo y privilegiado», confirma Michela , de 25 años, que se está mudando a un piso en una mansión dividida en apartamentos. La Providence está cerca. El resultado de las presidenciales está en el aire, pero nadie es profeta en su tierra. Al fin y al cabo, Mélenchon ganó en Amiens en la primera vuelta de los comicios.
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