Macron emula el estilo de Luis XVI y Napoleón

El jefe de Estado francés subrayó que «el amor a la patria» es la base de su reforma

JUAN PEDRO QUIÑONERO

El primer discurso solemne del presidente Macron ante el Congreso de la Nación fue una síntesis de todas las tradiciones patrióticas francesas, de Luis XIV a De Gaulle, pasando por Napoleón y Giscard.

A las ocho semanas de ser elegido presidente, Macron convocó el Congreso (reunión conjunta de la Asamblea nacional y el Senado) en el Palacio de Versalles, símbolo canónico del Antiguo Régimen monárquico, anterior a la Revolución de 1789/1793. Nota agridulce: los autobuses oficiales que trasladaron a los diputados y senadores estaban "decorados" con una publicidad del parque zoológico de Vincennes.

Instalado en el pedestal de una presidencia "jupiterina" ("Le Figaro" dixit), Macron tomó la palabra en el tono místico e imperial del joven Bonaparte , convencido de que Europa y el mundo están descubriendo que "César y Alejandro tienen un sucesor" (Stendhal, hablando de Napoleón, en la primera frase de "La cartuja de Parma"), afirmando que ha recibido el "mandato" de consumar una "revolución". Como ya es tradicional, en todos sus discursos oficiales, desde su elección, el presidente subrayó su condición de comandante en jefe de los ejércitos.

En el tono místico-profético del general De Gaulle antes de conquistar el poder supremo, el presidente Macron subrayó que "el amor a la patria" es la fuerza espiritual que sirve de matriz a la "unidad de la nación" y a su propio "proyecto reformador". Como De Gaulle, Macron se considera a sí mismo "de izquierdas y de derechas" , capaz de reunir a «los mejores de la izquierda, la derecha, el centro y la sociedad civil». Ecumenismo que pasa por su liderazgo absoluto, total, sin fisuras.

Como Valery Giscard d’Estaing, Macron estima que Europa es el primero de los grandes objetivos estratégicos de Francia . Mucho más que un supermercado, una «patria común». La ambición europea es un proyecto francés desde Luis XIV. Voltaire escribió un ensayo célebre, «El siglo de Luis XIV», que es una suerte de proyecto de «construcción de Europa» a través de las alianzas del monarca absoluto francés.

Napoleón intentó un proyecto de Unión Europea a través de la aventura imperial de sus ejércitos. De Gaulle reorientó con mano de hierro las primeras tentaciones federalistas de la Comunidad Económica Europea (CEE). Y Giscard estuvo en el origen del Sistema Monetario Europeo (SME). Macron desea presentarse como heredero de tan ilustres predecesores para plantear una UE que, a su juicio, necesita «inspiración francesa».

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