Macron abre los archivos de la guerra de independencia argelina

Aunque no se esperan revelaciones espectaculares, se espera curar heridas del pasado

El general Charles de Gaulle, en octubre de 1947 con el ‘bachaga’ de Argel Afp

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Emmanuel Macron ha decidido simplificar o abrir los archivos judiciales de la guerra de la independencia de Argelia (1954-1962): un campo de minas políticas donde se confunden las huellas y fantasmas ensangrentados de varias guerras civiles, entre franceses, entre franceses y argelinos, entre terrorismos ultranacionalistas argelinos y franceses. Según Louis Joxe, historiador, político, resistente, una leyenda nacional, la guerra de liberación de Argelia, desencadenada por el Frente de Liberación Nacional (FLN), se cobró 19.166 muertos en ocho años cortos, unos 500 muertos por año, más de un muerto por día: 2.788 europeos, 16.378 argelinos. Otros 21.151 hombres, mujeres y niños fueron heridos: 7.541 europeos y 13.610 argelinos. Otros 13.296 argelinos y 371 europeos desaparecieron sin dejar rastro conocido.

Ese atroz rastro de sangre tuvo muchas ‘fuentes’ de odio asesino. Hubo un terrorismo nacionalista argelino, desencadenado esencialmente por el FLN. Los historiadores lo han calificado de «guerra asimétrica». Más de 200 atentados, en Argelia, el mes de abril 1955, y otro millar el mes de diciembre del mismo año.

Hubo atentados nacionalistas franceses, protagonizados por la Organización de la Resistencia por una Argelia Francesa (ORAF), en la que estaban integrados argelinos y franceses hostiles a la independencia de Argelia. Hubo atentados de la Organización Armada Secreta (OAS), un grupúsculo de militares partidarios de defender militarmente una Argelia francesa, que llegaron a organizar un atentado terrorista con el que pretendían asesinar al general De Gaulle , el 22 de agosto de 1962, en la pequeña localidad de Clamart (53.000 habitantes), al oeste de París. De Gaulle respondió organizando grupos armados a su servicio, consagrados a la «neutralización física» de los militares que habían proyectado asesinar al jefe del Estado. Hubo atentados de La Mano Roja (blancos ultranacionalistas), creadores de «escuadrones de la muerte» prestos a asesinar a independentistas tunecinos, argelinos y marroquíes.

Operaciones militares

Hubo atentados del Servicio de Documentación Exterior y el Contraespionaje en estrecha colaboración con la jerarquía militar fiel a De Gaulle. A esas guerras civiles, terroristas, es necesario añadir las operaciones militares de pacificación contra la «resistencia» y el terrorismo del FLN, en Argelia.

Existe una bibliografía colosal sobre esa tragedia, francesa, argelina y franco-argelina. Pero el testimonio más directo y crucial, en cierta medida, es el de Albert Camus (Mondovi, Argelia, 1913; Villeblevin, Francia, 1960), premio Nobel, uno de los grandes maestros de la literatura francesa de la segunda mitad del siglo XX, que escribió esta purísima sentencia: «En estos momentos, se tiran bombas de los tranvías de Argel. Mi madre puede estar en uno de esos tranvías. Si eso es la justicia, prefiero a mi madre». Esa legendaria frase de Albert Camus lo enfrentó con los comunistas.

Anunciando la apertura de los archivos judiciales de la guerra de la independencia de Argelia (1954-1962), Emmanuel Macron dice estar al servicio de los historiadores que desean clarificar y estudiar la inmensa tragedia y guerras civiles paralelas que se sucedieron en Francia y Argelia.

Tarea respetable, desde un punto de vista institucional. Tarea diplomática sensible: Macron desea «normalizar» definitivamente las relaciones entre Francia y Argelia. Tarea inflamable, así mismo: nadie saldrá indemne de la posible rescritura de páginas ensangrentadas de la historia nacional.

El poder argelino no podrá olvidar ni «renegar» de la ensangrentada huella de su conquista del poder. La izquierda comunista no podrá olvidar su responsabilidad histórica en la defensa y práctica del «terrorismo político». El Ejército francés no podrá ignorar su responsabilidad en la represión marcial más implacable. Los grupúsculos de extrema derecha no podrán ignorar su matriz política y cultural: ser los hijos, nietos y biznietos de quienes intentaron asesinar al jefe del Estado.

Quizá no sea razonable esperar revelaciones espectaculares. Sin embargo, unos y otros podrán desenterrar capítulos feroces de la historia colectiva. Emmanuel Macron reconoció, personalmente, parte de la culpa nacional, de Estado, en la inmensa tragedia argelina. Los archivos nacionales permitirán matizar la tragedia: muchos argelinos y franceses de distinta sensibilidad, de la izquierda comunista a la ultra derecha nacionalista, protagonizaron el terrorismo guerracivilista más atroz.

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