Macri se perfila favorito en la segunda vuelta de las elecciones de Argentina

Aunque tuvo menos votos que Scioli, confía en unir a la oposición y ganar el apoyo de los peronistas disidentes de Sergio Massa

Mauricio Macri, en una conferencia de prensa en Buenos Aires AFP

CARMEN DE CARLOS

Ganó perdiendo y se perfila como favorito en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de noviembre. El liberal Mauricio Macri (Cambiemos) quedó segundo con el 34,3% de los votos , un par de puntos y medio por debajo de Daniel Scioli (Frente para la Victoria), el candidato oficialista al que la totalidad de las encuestas colocaban con un pie dentro –o muy cerca– de la Presidencia, incluso después de cerrarse las urnas donde obtuvo casi el 36.85% de respaldo. Mauricio, como se presenta a su electorado, forzó el primer balotaje (segunda vuelta) de la historia de Argentina y resucitó el fantasma de la maldición que impide que un gobernador bonaerense salte directamente a la Casa Rosada. Aunque la hora de la verdad para ver si el fantasma sigue vivo será en tres semanas.

Scioli, descolocado por un escrutinio que puso a prueba la paciencia de los argentinos (los primeros resultaron se dieron pasada la medianoche) anunció que ahora sí está dispuesto a debatir con su adversario, propuesta que descartó durante la primera vuelta. Macri recogió el guante y se verán las caras antes de la segunda vuelta.

La tortilla de las elecciones argentinas se dio la vuelta en un abrir y cerrar de ojos. El efecto Macri se tradujo de inmediato en una euforia en los mercados, las acciones argentinas en Wall Street se disparaban hasta un 22%, la Bolsa (el Merval), salvo excepción, operaba con todos los valores en alza y el dólar «blue», negro o paralelo, como se conoce en Argentina al termómetro que mide con más precisión la temperatura política, llegó a retroceder 50 centavos.

Radicales en Jujuy

La Argentina de las finanzas y el mundo del dinero apuestan a una victoria de un candidato que, poco a poco, con las previsiones en contra, va cumpliendo con su hoja de ruta. Su formación fue reelegida en la ciudad de Buenos Aires hace un par de meses, el domingo logró la provincia para María Eugenia Vidal y con sus aliados de la UCR (Unión Cívica Radical) dio un golpe de enorme simbolismo al ganar la gobernación para el radical Gerardo Morales de Jujuy, pequeña provincia fronteriza con Bolivia virtualmente tomada por el ejército (armado) popular y nacional que comanda la indígena Milagros Sala, en nombre de Cristina Fernández de Kirchner .

La euforia, merecida, por el terremoto electoral que zarandeó los cimientos aparentemente sólidos del oficialismo no se apartó de una visión concreta de la realidad. Con esos votos Macri no llega a la Presidencia. Necesita, como Scioli, que numéricamente tiene ventaja, conquistar fundamentalmente los de Sergio Massa (Frente Renovador), tercero en las urnas (21,34%) y rápido de reflejos para convocar a discutir un programa de Estado, «no de cargos, para definir qué país queremos para el futuro».

Macri recogió el testigo al manifestar su «predisposición» a «dialogar con los dirigentes que han participado de la elección» para «maximizar coincidencias». Dicho esto, fue directo a los votantes de «Sergio (Massa) pero también de Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá, Nicolás del Caño y hasta de Daniel Scioli» porque, insistió, «estamos acá para representarlos con humildad, responsabilidad y una profunda vocación de hacer». De los candidatos que se quedaron en la cuneta algunos se hacen los remolones y otros, como Del Caño (Frente de Izquierda), instan al «voto en blanco».

Daniel Scioli realizó la peor elección del peronismo desde 1983. La soledad de la victoria le tuvo como protagonista en una noche donde a su lado no estuvo ningún miembro del Gobierno ni rostros de peso del kirchnerismo. Ni siquiera «los muchachos» importantes de La Cámpora que fundó Máximo Kirchner, candidato a diputado por la provincia Santa Cruz que logró el escaño, pese a quedar en segundo lugar. A Scioli le acompañaba, a prudente distancia, Carlos Zannini, el candidato a vicepresidente que le impuso Cristina Fernández. «El chino», como se le conoce por sus orígenes maoístas y sus ojos rasgados, escuchaba lo que decía sin pronunciar palabra. «Si fuera por Macri no tendríamos la Asignación Universal por Hijo, YPF ni Aerolíneas Argentinas», proclamó Scioli alineado a los postulados kirchneristas. Pese a su radicalización en el discurso, también se dirigió «a quienes eligieron otra propuesta, porque para un argentino no hay nada mejor que otro argentino», dijo remedando una frase del general Juan Domingo Perón.

En el Congreso el kirchnerismo perdió 26 escaños y la mayoría absoluta, mientras que en el Senado ganó dos. El nuevo escenario pone punto final a la ley del rodillo kirchnerista y obliga a buscar consensos. En otras palabras, a mantener un diálogo, práctica poco conocida dentro y fuera de las Cámaras en estos doce años de kirchnerismo.

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