Macao celebra 20 años de su devolución a China como ejemplo de éxito frente a Hong Kong

Con el segundo PIB per cápita más alto del mundo por la industria del juego, el presidente Xi Jinping ensalza el patriotismo de la excolonia portuguesa

El nuevo presidente ejecutivo de Macao, Ho Iat Seng, observa durante la ceremonia el juramento de los secretarios del Gobierno EFE
Pablo M. Díez

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Mientras Hong Kong sigue revolucionado tras medio año de protestas, la vecina Macao celebra este viernes el 20º aniversario de su devolución a China como un ejemplo de integración política y éxito económico. Bajo fortísimas medidas de seguridad por la presencia del presidente de China, Xi Jinping, la antigua colonia portuguesa recuerda el cambio radical vivido por esta bella ciudad de 700.000 habitantes gracias a su monopolio de la industria del juego, prohibido en el resto del país.

Con unos 40 casinos que cuentan con miles de mesas de juego y máquinas tragaperras, Macao recibió el año pasado 36 millones de turistas, la mayoría de China continental. Dando rienda suelta a su afición compulsiva por el juego , algo que no pueden hacer en el resto del territorio, esta afluencia de visitantes es prácticamente el único motor de su economía. Con un Producto Interior Bruto (PIB) de 444.700 millones de patacas (49.800 millones de euros), su dependencia es tal que el 80 por ciento de los ingresos del Gobierno local procede de los casinos . Empleando a 60.000 personas, sin incluir al personal que trabaja en los hoteles, restaurantes y tareas de mantenimiento, del juego come prácticamente todo el mundo en Macao. Y muy bien, ya que la tasa de paro es solo del 1,8 por ciento. Con 116.000 dólares anuales según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Macao disfruta del segundo mayor PIB per cápita del mundo tras Catar.

Por esta lluvia de millones, es difícil encontrar a algún macaense que no esté satisfecho con la devolución al régimen de Pekín, que acabó con la violencia de las mafias que asolaba la ciudad en la década de los 90 y liberalizó los casinos. Tras el fin del monopolio de la Sociedad de Juegos de Macao, propiedad del ya casi centenario Stanley Ho, la entrada en 2002 de los operadores estadounidenses modificó radicalmente un modelo de negocio que no ha hecho más que multiplicarse exponencialmente. Con el magnate Sheldon Adelson a la cabeza y la construcción de los espectaculares casinos de la franja de Cotai, ganada al mar, Macao supera desde hace más de una década a Las Vegas y es la meca del juego en Asia.

«El éxito de Macao nos dice que, mientras sigamos confiando en el principio de "un país, dos sistemas", su brillo y superioridad pueden manifestarse», se congratuló este viernes el presidente de China, Xi Jinping, en la toma de posesión del nuevo jefe ejecutivo del Gobierno local, Ho Iat-seng. Único candidato a elegir por un comité afín a Pekín , su nombramiento es un claro ejemplo de lo que el autoritario régimen del Partido Comunista entiende por «democracia con características chinas».

Macao, un modelo a seguir

Frente a las protestas que sacuden a Hong Kong desde junio, Xi Jinping puso a la excolonia portuguesa como modelo a seguir. «Los compatriotas de Macao tienen una tradición de patriotismo y han considerado los asuntos basándose en los intereses de la nación y la ciudad», alabó Xi, según informa el periódico «South China Morning Post». Curiosamente, tanto algunos de sus periodistas como de otros medios de Hong Kong han visto denegada su entrada en Macao para cubrir este aniversario, en el que Xi Jinping ha aprovechado para ensalzar la «educación patriótica» que quiere imponer en la antigua colonia británica para acabar con la revuelta.

«La mayor diferencia entre Macao y Hong Kong es el desarrollo histórico y económico. Desde los 60, los portugueses no se preocuparon por los asuntos locales y dejaron que creciera el poder afín a Pekín, que está en cada rincón de la sociedad», analiza para ABC el diputado Sulu Sou, prácticamente el único activista demócrata de la ciudad . A su juicio, «el Gobierno se ha aprovechado de los enormes beneficios económicos para endurecer el control a través del bienestar social y los subsidios y usa el dinero para mantener el poder. Pero hay factores inciertos en este desarrollo y, cuando la situación de la industria del juego empeore, destruirá su gobernanza».

Mientras tanto, Macao sigue disfrutando de las mieles de ser el único paraíso del juego para los millones de ludópatas que no pueden entregarse a su vicio en China.

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