Los influyentes descendientes de inmigrantes croatas en Chile
El presidente electo Gabril Boric y el empresario Andrónico Luksic, uno de los hombres más ricos del país, son fieles representantes de la colonia croata en Chile, que se concentra en el norte y en el extremo sur

No son la colonia más importante, ni de las primeras en pisar estas lejanas tierras. Antes lo hicieron los ingleses y los alemanes, pero todos, al igual que los croatas, llegaron buscando mejores oportunidades y se asentaron en las ciudades que prometían progreso ... de norte a sur. Hoy los descendientes de croatas salen al mundo gracias al joven presidente electo Gabriel Boric Font (35 años), pero otros lo habían precedido, entre ellos, el multimillonario empresario Andrónico Luksic Craig (67) quien mantiene lazos con España.
Numerosos hechos, y no solo la edad y el patrimonio, separan la vida del futuro mandatario de la de uno de los hombres más ricos del país y ambos cuentan las disímiles vidas de los inmigrantes croatas en Chile.
Si bien sus ancestros llegaron a Chile hacia 1900, los Boric se instalaron en el frío extremo sur del país, Magallanes, y los Luksic, en el caluroso desierto del norte, Antofagasta. Los Boric emigraron desde la pequeña isla Ugljan que mira a la ciudad de Zabar; los Luksic procedían de Brac, casi al frente de Dubrovnik; ambas en la costa del reino de Dalmacia, Croacia, y distantes 400 kilómetros la una de la otra sobre las aguas del Adriático.
Aun así, los Boric y Luksic son fieles representantes de la importante colonia croata en Chile, que alcanza un 2,4 por ciento de la población según datos censales, es decir, unas 400.000 personas, y cuyo quehacer ha dejado importantes huellas. Los hay de todos los oficios y profesiones y desde temprano destacaron. Uno de los primeros fue el empresario y filántropo Pascual Baburica Soletic (Kolocep, 1875), cuya colección de arte se exhibe en el museo Baburizza, en el puerto de Valparaíso. Lo siguen el obispo católico Vladimir Boric Crnosija, tío abuelo del mandatario electo; la periodista Lenka Franulic y el premio nacional de Literatura Roque Esteban Scarpa, todos fallecidos.
Hoy destacan el expresidente de la Conferencia Episcopal de Chile, monseñor Alejandro Goic Karmelic; el escritor Ramón Díaz Eterovic, la escultora Lily Garafulic Yankovic, el empresario y expresidente del club de fútbol más importante Peter Dragicevic, el destacado arquitecto Smiljan Radic, el exdirector del Museo de Bellas Artes Milan Ivelic Kusanovic y la popular animadora de televisión y modelo Tonka Tomicic. En política no solo resuena Boric, sino también los exministros Hernán Büchi Buc e Ingrid Antonijevic , el diputado liberal Vlado Mirosevic y la senadora democratacristiana Carolina Goic Borojevic.
Esa multiplicidad de rostros se extiende por el país, imprimiendo con sus tradiciones las localidades donde se asentaron, siendo las principales las norteñas Iquique, Antofagasta y Calama, y la austral Punta Arenas. En todas ellas hay algún club deportivo o estación de bomberos croata. Su identidad es tan fuerte que tras la última guerra de los Balcane s y la declaración de independencia, el Estadio Yugoslavo, ubicado en la capital, fue rebautizado Estadio Croata , así como muchas otras instituciones.
Huían del hambre
Los adelantados croatas, señala la investigación del premio nacional de Historia Mateo Martinic, llegaron en 1844 y se establecieron en el Fuerte Bulnes, primer asentamiento en el Estrecho de Magallanes. Sin embargo, la mayoría del flujo croata se produjo a finales del siglo XIX y en la I Guerra Mundial, empujados por la hambruna y pobreza que asoló la región dálmata. Según explica el historiador Sergio Lausic a ABC, la plaga de la filoxera destruyó los viñedos y olivos de la isla de Brac, lugar de procedencia de casi el 90 por ciento de las familias croatas instaladas en Chile . La crisis se agravó después de que el Imperio Austrohúngaro posibilitara la importación de vinos italianos. Agrega que, si bien ya existía una numerosa colonia inglesa en Magallanes, la explosión de la ganadería ovina en grandes extensiones hizo necesaria la mano de obra que los croatas brindaron. Los primeros llegaron con pasaporte austriaco y, cuando terminó la I Guerra Mundial, lo hicieron como yugoslavos.
De esa oleada proviene la familia de Gabriel Boric, cuyo bisabuelo desembarcó en Punta Arenas en 1885. Juan (Ive) llegó acompañado de su hermano Simón y se ocuparon e n las faenas auríferas de la zona. Más tarde, Ive regresó a Ugljan para contraer matrimonio con Bozuca Crnosija Vucina, con quien tuvo once hijos, entre ellos, Luis Pedro, el abuelo del mandatario electo.
Buscadores de oro
A diferencia de otros croatas, los Boric se aventuraron en los parajes más extremos de Tierra del Fuego , por el canal Beagle, y hoy un monolito en la isla Lennox, famosa por el conflicto chileno-argentino a fines de los 70, recuerda a Ive. En 2014, siendo diputado, Gabriel Boric narró una anécdota que da cuenta de lo arraigado que están los sentimientos nacionalistas en esta colonia. En el Congreso contó que, a la edad de 5 años, en 1991, su mundo experimentó un giro radical. De ir al club yugoslavo , al colegio yugoslavo, de jugar en la calle Yugoslavia... pasó de la noche a la mañana a hacerlo en sitios de denominación croata.
«En uno de los almuerzos familiares le dije a mi nona (abuela), Magdalena Scarpa Martinic: ‘Yo no soy croata, soy yugoslavo’. A lo que me levantó la mano y me dijo que nunca más me atreviera a decir algo de aquellas características. No le entendí en ese momento, pero después, cuando empecé a interesarme por la historia de mis ascendientes, entendí la profundidad y el dolor de esas palabras», contó.
Los hermanos Boric Font, Gabriel, Simón y Tomás, hijos de Luis Javier y María Soledad, visitaron Ugljan en 2010, cuando el presidente electo daba sus primeros pasos en política como dirigente universitario. En aquella ocasión, conocieron la casa de los tatarabuelos, que permanece intacta en manos de la familia. Su primo Domagoj Kombura dijo recientemente al medio Dnevnik.hr de Croacia que, durante el viaje, Gabriel estaba un poco retraído porque no pudo hablar nada en croata.

En el extremo norte de Chile se instaló otra gran parte de la colonia croata. Este grupo, relata el historiador Sergio Lausic, se concentró en el trabajo minero, especialmente en las salitreras que explotaban los ingleses en territorio boliviano y que, tras la Guerra del Pacífico, quedaron dentro de los límites chilenos. Ahí a rribó Policarpo Luksic Ljubetic a comienzos de 1900, procedente de Brac, quien al poco tiempo contrajo matrimonio con la boliviana Elena Abaroa, nieta de un héroe de la guerra e hija del comerciante Andrónico Abaroa.
Minas de cobre
Afincado en Antofagasta, tuvo dos hijos, de los cuales Andrónico dio origen a una de las fortunas más grandes del país gracias a la explotación de minas de cobre. De su matrimonio con Ena Craig nacieron Andrónico y Guillermo y, tras enviudar, se casó con Iris Fontbona, con quien tuvo a Paola, Gabriela y Jean Paul. Sus herederos han expandido el negocio más allá de las fronteras, diversificando el ‘holding’ a 128 países y actividades como el transporte marítimo, la banca, la industria forestal , la pesca, la hostelería, la energía y los alimentos, lo que los erige en uno de los grupos económicos más importantes de Chile. La fortuna de la familia, según Forbes, supera los 23.300 millones de dólares.
Quizás por su arraigo en las tierras de su abuelo, Andrónico Luksic compró un maravilloso hotel a orillas del Adriático , en Dubrovnik, dando origen a un imperio hotelero que en 2016 adquirió el Adler de Madrid. Menos suerte tuvo Luksic en 2018 cuando, como accionista del Banco Popular, perdió cien millones de dólares, después de que el Banco Santander adquiriera la entidad por un dólar.
Los croatas se instalaron en dos zonas de climas extremos en Chile, pero para la senadora Carolina Goic ello no debe llevar a sorpresa porque son un pueblo acostumbrado al esfuerzo y la adversidad. Sus abuelos paternos y bisabuelos maternos llegaron de la región dálmata a Punta Arenas y ella recuerda que en sus casas se hablaba croata, pero reconoce que el idioma se ha ido perdiendo . «Es muy difícil, más que el francés o el italiano, aunque ahora algunos colegios tratan de recuperarlo», afirma a ABC. Al ser una comunidad importante sí han logrado preservar otras tradiciones como bailes y música en festivales, y en la mesa magallánica no es extraño encontrar famosos dulces croatas, como los krostoles y presuratas.
Si Gabriel Boric, durante su mandato, visita Croacia, no sería el primer presidente chileno en hacerlo. Antes lo hizo Ricardo Lagos, en 2004, quien inauguró una placa en la isla de Brac en homenaje a quienes se atrevieron a cruzar los mares para llegar al fin del mundo.
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