Pedro Rodríguez

Liderazgo

Lecciones de cuatro grandes presidentes de EE.UU. para tiempos especialmente turbulentos

AFP

Pedro Rodríguez

doris Kearns Goodwin es una brillante historiadora americana que ha dedicado buena parte de su trabajo a escribir excelentes biografías sobre algunos de los más decisivos presidentes de EE.UU. Su último libro –«Leadership: In Turbulent Times»– se incorpora a las crecientes pesquisas académicas sobre el liderazgo, asignatura cada vez más presente en toda clase de planes de estudio a pesar de la elusiva naturaleza de lo que separa a un líder de un jefe.

Este libro está siendo bastante comentado sobre todo por la compartida percepción de que los grandes líderes políticos son una especie en vías de extinción ante la amenaza multiplicada de cabecillas, caudillos y demás vladimiros. Para buscar un poco de luz, Kearns Goodwin se centra en cuatro ocupantes de la Casa Blanca que han ayudado a definir lo mucho que se espera de un presidente de EE.UU.: Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Franklin Roosevelt y Lyndon Johnson.

Ante la complicada definición de liderazgo, la autora insiste en una serie de cuestiones básicas. Un líder (o lideresa) asume la responsabilidad cuando las cosas salen mal y comparte el crédito cuando se acierta. Un líder normalmente construye un equipo con personas valiosas capaces de llevarle la contraria. Un líder es capaz de controlar sus emociones negativas. Un líder se comunica con honestidad y con la verdad por delante.

En la Presidencia de Estados Unidos, un líder reconoce la necesidad de corregir errores; agota todas las posibilidades de acuerdo antes de imponer unilateralmente su poder ejecutivo; asume responsabilidades; no se queda encallado en resentimientos del pasado; fomenta un estándar de respeto mutuo y dignidad; mantiene su palabra y cumple con sus compromisos; se informa antes de actuar; busca perspectiva en la historia; restaura confianza y moral entre sus conciudadanos; inculca un sentido de propósito compartido y dirección; lidera con el ejemplo; domina el poder de la narrativa; sabe cuándo arriesgar y porqué; identifica la clave del éxito; relega su ego a un segundo plano; y le dice a la gente lo que pueden esperar y lo que se espera de ellos.

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