El líder de UKIP fracasa en los comicios en la «capital del Brexit»
Los conservadores logran el escaño norteño de Copeland, en una humillación histórica de los laboristas
Las elecciones adelantadas para elegir a dos diputados en las circunscripciones norteñas de Stoke y Copeland, plazas laboristas desde su creación, se han saldado con severos reveses para el nuevo líder de UKIP, Paul Nuttall, y para Jeremy Corbyn, el jefe de la oposición. Los conservadores dieron la sorpresa y se hicieron con Copeland, al crecer un 8% en votos frente a una caída laborista del 4,9%. Es la primera vez en 35 años que el partido en el Gobierno logra aumentar su mayoría en unas elecciones adelantadas, lo que da idea de la grave debilidad en que está sumido el laborismo tras el giro a la izquierda de Corbyn.
Sonoro es también el revés del nuevo líder del partido eurófobo UKIP. Nuttall, el sustituto del histriónico y carismático Nigel Farage, se ha estrellado en su intento de ser diputado . Su derrota se agrava porque se presentaba por Stoke, que aunque se trata también de una plaza de hegemonía laborista fue la ciudad que más votó a favor del Brexit (70% de los sufragios). La campaña de Nuttall se había visto enturbiada por varias mentiras, la mayor de ellas que contó sentimentalmente que de niño había perdido a varios amigos en la tragedia del estadio de Hillsboroug, lo que se reveló falso. El laborista Gareth Shell lo derrotó por 7.853 votos (37%) frente a 5.233 (24,7%). El triunfador bajó un 2%, el mismo porcentaje que subió Nuttall, sin que le resultase suficiente.
Copeland, con 70.000 habitantes, está en Cumbría, en el Noroeste, en la zona de los Grandes Lagos, de gran valor natural y paisajístico. Allí se midió de forma directa el grado de simpatía que gozan las políticas de May y Corbyn. Ambos hicieron campaña en la zona. May con éxito, gracias a su giro al Brexit duro y a un conservadurismo social que, al menos nominalmente, aspira a representar a «los que lo tienen difícil para llegar a fin de mes». Corbyn acudió a hacer campaña al lugar inadecuado para sus tesis antinucleares: diez mil empleos en Oeste de Cumbría dependen de la industria atómica de Sellafield. El líder laborista llegó a ser abucheado en una de sus visitas de campaña.
Para entender la magnitud de la victoria tory en el Norte de Inglaterra basta el dato de que el anterior diputado conservador que había obtenido un escaño allí había nacido en 1879. El triunfo fue obra de Trudy Harrison . Muy apoyada por May, logró 13.748 votos frente a 11.600 del laborista Gilliam Troughton (una ventaja de 2.147 papeletas). Los tories logaron en Copeland el 44,3% de los votos tras crecer un 8% y los laboristas cayeron un 4.9%. Harrison calificó su triunfo de «verdaderamente histórico» y hurgó en la herida de Corbyn: «Ha quedado claro que no nos representa».
Las elecciones adelantadas se convocaron para cubrir las bajas de dos diputados laboristas, Tristan Hunt, que dejó su escaño para hacerse cargo de la dirección del museo Victoria&Albert, y Jamie Reed, un peso pesado del laborismo que dio el portazo tras obligar Corbyn a su bancada a apoyar la salida de la UE en el Parlamento. Reed suena como posible alternativa al fallido líder actual.
Medir la debilidad de Corbyn
Las elecciones, celebradas el jueves, pero cuyos resultados se conocieron muy de madrugada, como se estila en Gran Bretaña, suponían un importante termómetro político , pues medían el alcance de la debilidad de Corbyn y las posibilidades de UKIP de hacerse con un segundo diputado. Corbyn salvó uno de sus dos escaños hegemónicos, pero la pérdida de Copeland, precisamente a manos tories, ratifica lo que ya se sabía: el Partido Conservador va camino de ser de facto el único con posibilidades de gobernar, debido a la ausencia de una oposición creíble. Mientras los guiños sociales de May y su Brexit duro conectan con las grandes mayorías, el radicalismo de Corbyn lo hace popular entre sus militantes, muy ideologizados, pero provoca indiferencia y rechazo en los grandes graneros de votos. Además su política en el tema europeo, tibia y titubeante, no ha contentado ni a los brexiters ni a los partidarios de la permanencia.
El líder laborista, experto en agarrarse al cargo pase lo que pase, intentó salvar el desdoro celebrando la victoria sobre Nuttall en Stoke: «Hemos logrado frenar las políticas divisivas y deshonestas de UKIP».
Stoke, con 250.000 habitantes y a medio camino entre Birmingham y Liverpool, es un ejemplo de libro de la Inglaterra norteña venida a menos tras un potente pasado industrial. El 25% de la población está subsidiada y las calles son una ringlera de escaparates cerrados. Los vecinos expresaron toda su amargura en el referéndum con un voto masivo a favor del Brexit, que en gran medida fue una queja del Norte deprimido frente al brillo del próspero Londres.
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