El líder comunista portugués: «¿Que no hay democracia en Corea del Norte? Eso es una opinión»
El estupor no ha tardado en extenderse por todo Portugal, justo cuando la histórica formación de la izquierda radical acaba de cumplir 98 años y, en lugar de atemperarse en sus postulados, exhibe semejante «fraternidad» con el oscuro Kim Jong-un
El líder del Partido Comunista portugués, Jerónimo de Sousa , ha sembrado la polémica en el país vecino con unas declaraciones acerca del régimen más opaco del mundo. «¿Que no hay democracia en Corea del Norte? Eso es una opinión. El problema no es ese, primero deberíamos definir qué es democracia», ha espetado el político luso de 71 años, uno de los dos bastiones que sustentan al Ejecutivo socialista (el otro es el Bloco de Esquerda) en el seno de la particular fórmula gubernamental que rige al otro lado de la frontera: la denominada «geringonça» (es decir, artilugio), pues no estamos ante una coalición.
De forma inmediata, el estupor no ha tardado en extenderse por todo Portugal, justo cuando la histórica formación de la izquierda radical acaba de cumplir 98 años y, en lugar de atemperarse en sus postulados, exhibe semejante «fraternidad» con el oscuro Kim Jong-un.
Pero no es la primera vez que Jerónimo de Sousa saca a su relucir su anacrónica defensa de Pyongyang , sin importarle sus métodos de hierro. Ya hace poco más de un año se permitió apoyar abiertamente al aislado enclave asiático… e incluso llegó a invitar a una delegación de Corea del Norte, recibida con todos los honores en la conocida como Festa do Avante, la tradicional convocatoria anual de cada septiembre, con la que los comunistas celebran su nada desdeñable peso en la Asamblea de la República.
El Partido de los Trabajadores de la hermética nación se hizo acreedor a un « saludo especial » por parte del secretario general del PCP, representante de la izquierda más recalcitrante, esa que encumbra el leninismo y mira por otro lado cuando escucha la palabra ‘dictadura’.
Los ‘embajadores’ asiáticos desembarcaron orgullosos después del lanzamiento de un misil con alcance hasta Japón. Y en absoluto escucharon ninguna crítica por parte de su anfitrión, quien aprovechó la oportunidad para culpar a las potencias occidentales por «la escalada armamentística, incluyendo las armas nucleares».
Sucedió solo unos días después de que el siempre controvertido De Sousa hubiera mostrado su «preocupación» por la tensión existente entre Corea del Norte y Estados Unidos, aunque delante de sus «camaradas» apenas se limitó a echar balones fuera, una de sus especialidades.
Según él, la «solución militar» no debería contemplarse en ningún momento, sino que su propuesta se centra en «potenciar el diálogo». «Estamos hablando de un armamento que, desgraciadamente, tiene hoy capacidad para destruir la Tierra seis o siete veces. Todos los amantes de la paz deben hacer un esfuerzo para poner fin a esta escalada de proliferación nuclear, y la mejor forma es distender esta situación. Acabemos con las armas nucleares, sean quienes sean sus propietarios», había señalado con anterioridad. Eso sí, obviamente ninguna de esas palabras fue pronunciada en el acto para no incomodar a los comunistas norcoreanos.
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