Von der Leyen promete dejar «una UE más fuerte» que la que recibe
Los principales dirigentes europeos celebran el X aniversario del Tratado de Lisboa el día de la entrada en funciones de la nueva Comisión
La imagen representaba por primera vez una renovación prácticamente simultánea de los principales dirigentes comunitarios. Los nuevos líderes de las instituciones europeas se reunieron ayer domingo en Bruselas para dar inicio a la entrada en el cargo de la alemana Ursula von der Leyen a la Comisión y el belga Charles Michel al Consejo, coincidiendo con el décimo aniversario de la firma del Tratado de Lisboa, que es actualmente el texto que regula el funcionamiento de la Unión. La flamante presidenta de la Comisión se comprometió a preservar «un tesoro de paz, derechos y libertades» durante una legislatura que también adelantó que estará marcada por la transición energética, la lucha contra el cambio climático, además del control de la emigración.
Von der Leyen estuvo acompañada del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli , que fue elegido en junio; la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, que acaba de asumir su cargo el mes pasado; y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel , que iniciaba también ayer su mandato. «Hemos heredado un tesoro, un continente en paz, con derechos, libertades, mercado único, oportunidades económicas sin precedentes. Nuestro deber es preservar este tesoro. Europa es algo que todos tenemos que construir, ladrillo a ladrillo, día a día», dijo la alemana al inicio de la ceremonia, celebrada en el museo bautizado como la Casa de la Historia Europea, en las proximidades de la sede de Bruselas del Parlamento Europeo. «En estos diez años -recordó la presidenta de la Comisión- millones de ciudadanos han salido a las calles con la bandera europea inspirados para unirse en el himno. Nuestra responsabilidad es la de llegar a ser una inspiración para los europeos y legar una Unión más fuerte de la que heredamos»,
La toma de posesión de Von der Leyen se ha retrasado un mes a causa del rechazo por parte del Parlamento de tres de los candidatos propuestos por los países (Francia, Rumanía y Hungría), lo que obligó a esas capitales a buscar sustitutos que pudieran superar las audiencias de control parlamentario. En el caso de Rumanía, en medio del proceso cayó el Gobierno por lo que la designación fue aún más retrasada. También es la primera vez que la Comisión inicia sus trabajos con un miembro menos puesto que el Gobierno británico -que también está pendiente de las elecciones del día 12- se ha negado a enviar un candidato, teniendo en cuenta que está previsto que el país deje la UE el 31 de enero. Para asegurar las bases jurídicas del Ejecutivo comunitario, la UE ha iniciado un procedimiento de infracción contra el Reino Unido porque, mientras sigan siendo miembros, están obligados a cumplir las reglas, pero Von der Leyen no quería que su legislatura se paralizase debido a los episodios insondables de la política británica.
Diversidad
El belga Charles Michel deja el Gobierno de su país en una situación que tampoco es envidiable, puesto que desde el mes de mayo las negociaciones no han logrado encontrar una coalición para formar una mayoría estable y su sucesora en funciones, Sophie Wilmès, preside un Gobierno en minoría que virtualmente tiene las manos atadas. Consciente de que el paraguas comunitario sigue siendo el principal escudo para estas situaciones, Charles Michel se refirió ayer a la diversidad que, en último término, configura la identidad europea. «Es lo que nos confiere esta sensación especial de ser europeos y el tratado de Lisboa identifica esta diversidad y añade un ladrillo a la arquitectura de la Unión Europea y mejora la eficacia democrática de este bloque». Para Michel, el tratado ha supuesto «un éxito y es tan relevante hoy como lo fue hace diez años», sobre todo porque es el texto que creó el cargo que ahora ostenta.
El presidente del Parlamento, el socialista italiano David Sassoli, ejercía en parte como anfitrión en un edificio que depende de la Eurocámara por lo que señaló que le parecía «un buen lugar para relanzar la actividad de la construcción europea y el hecho de que las cuatro instituciones estén juntas simboliza esta nueva época».
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde , por su parte, habló sobre los últimos diez años de «reparaciones, cambios profundos» en Europa durante la crisis de la deuda soberana para insistir en que «mi esperanza como presidenta del BCE y en coordinación con mis tres colegas y amigos es, obviamente, pasar de esta era de reparaciones a una era de renovación y esperanza».
El acto terminó con los acordes del himno oficial de la UE, la Oda a la alegría de Beethoven.
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