Pedro Rodríguez - DE LEJOS

Merkel y la orden liberal

La ofensiva del nacional-populismo también causa estragos en la política de Alemania

Pedro Rodríguez

La noche del 24 de septiembre de 2017 estuve varias horas en un estudio de televisión analizando los resultados de las elecciones federales en Alemania. Una velada difícil de olvidar porque con 5,8 millones de votos (12,6 % del total), la ultraderecha de Alternativa por Alemania entró por primera vez en el Bundestag con 94 escaños. Junto a ese dato, recuerdo la torpe conclusión de uno de los panelistas que se atrevió a vaticinar que poco o nada cambiaría en la política germana.

La realidad es que Alemania no ha vuelto a ser la misma desde septiembre. Berlín –pese a la solidez de un sistema político construido a partir de las lecciones más dolorosas del siglo XX– no ha resultado tampoco inmune a los devastadores efectos del auge del nacional-populismo , desde el trumpismo en EE.UU. hasta la recreación neo-retrograda del Imperio Austro-Húngaro en el corazón de Europa.

En el caso de Alemania, los partidos políticos tradicionales se han hecho más intransigentes hasta el punto de olvidarse del principio de corresponsabilidad que les ha caracterizado desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Las enormes dificultades para formar un nuevo gobierno de coalición fueron un indicador de esto nocivos cambios que han llevado a la fractura protagonizada por los cristianodemócratas.

La CSU de Bavaria está propulsada por el miedo a perder en los próximos comicios de octubre el feudo electoral que lleva décadas controlando con mayoría absoluta. Y en virtud de ese miedo, estos conservadores no quieren que nadie les adelante por la derecha al menos en materia de inmigración .

Toda esta fractura apunta hacia un pronto final de Angela Merkel como canciller de Alemania. El problema es que Merkel, tras Obama y la espantada del Brexit, es la última gran defensora del orden liberal internacional y una pieza clave en la Europa que quiere respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas. Para apreciar la gravedad situación, solo hay que imaginar la lista de los más satisfechos ante el agotamiento de la era Merkel.

Merkel y la orden liberal

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