Kuczynski, «el gringo» enamorado de los números y de Estados Unidos

Entre otros cargos, ha sido primer ministro con Alejandro Toledo, el hombre que interpretó su incursión en política como una conspiración para terminar con su candidatura

Pedro Pablo Kuczynski saluda a sus seguidores REUTERS

CARMEN DE CARLOS

Tenía poco a su favor pero, a veces, el destino pone en orden las cosas para que el menos favorecido sea el más beneficiado. Más o menos, eso es lo que ha sucedido en estas elecciones con Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos Por el Kambio), el hombre que sólo espera su proclamación oficial para echar las campanas al vuelo. El virtual presidente electo de Perú, de 77 años, llegó a la segunda vuelta casi, casi de rebote . La dispersión del voto y la retirada, forzada, de un par de candidatos que le podían hacer sombra -Julio Guzman (Todos Perú) y Cesar Acuña (Alianza para el Progreso)- , le puso en carrera a la Presidencia en este disputado balotaje (50,32 % para PPK y 49,68 para Keiko Fujimori).

Para mayor fortuna, PPK, siglas por las que se le conoce y con las que se presenta ante un apellido impronunciable, la adversaria que le tocó en suerte fue la única que, en teoría, podía vencer sin dificultades: Keiko Fujimori. Así las cosas, el ex primer ministro de Alejandro Toledo entre el 2005 y el 2006 parecía un alma sin rumbo en la segunda etapa de su campaña. Sin energía, desgastado y falto de reflejos, cada día que pasaba, la hija de Alberto Fujimori le ganaba más y más terreno. En la recta final, apenas en cinco días, logró despertar y, con ayuda de otros, revertir la tendencia del voto en una pirueta que parecía más una hazaña y convertirse en el sucesor de Ollanta Humala para los próximos cinco años.

La vida de «El gringo» , como también se conoce a PPK, está marcada por su amor a los números y a Estados Unidos, país que le concedió un pasaporte «made in USA» que conserva, -quién no lo haría-, como un tesoro. En la América del norte se formó en las mejores universidades: Oxford y Princeton, pero en la del sur es donde, sin duda, ha hecho realidad un sueño que parecía imposible.

Con Toledo, el hombre que interpretó su incursión en política como una conspiración para terminar con su candidatura (en el 2011 y en éstas), fue también Ministro de Economías y Finanzas pero su bautismo en primera línea de Gobierno se remonta a la etapa del Gobierno de Fernando Belaunde Terry. Bajo sus órdenes (no acepta muchas, más bien escucha sugerencias) se ocupó del Ministerio de Energía y Minas del Perú.

A PPK se le nota que no vivió siempre en Perú. No sólo por su forma de hablar sino por la forma en que analiza el mundo. Está rodeado de un buen equipo de técnicos y de su segunda mujer, Nancy Ann Lange (no hace falta aclarar la nacionalidad). Tiene una hija con ella y tres de su anterior matrimonio con Jane Dudley. Ninguno responde al rostro que uno imagina de Perú (tampoco lo hacía Keiko, ni su padre) pero es el elegido y, sin duda, tan peruano como el que más.

A sus 77 años quizás fue el candidato que mejor supo explotar las redes sociales, factor clave, especialmente en Lima, en estas elecciones. El dato sorprende en un hombre mayor, que presume de su edad y que, pese a no caminar ligero, anoche daba botes de contento.

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