José M. de Areilza - MONNET & CO.
El año de Merkel
Merkel ha seguido adelante en el empeño de hacer un gran acto final hasta las elecciones del próximo otoño, a las que no se presenta.
Antes de la llegada de la pandemia, Angela Merkel dedicaba sus mejores esfuerzos a su sucesión, no en vano la tarea más difícil de un líder es organizar cómo sale del poder. La canciller se esforzaba por dejar al partido en buenas manos y fijar un legado. La lucha contra el coronavirus lo ha cambiado todo. La canciller ha recuperado una enorme popularidad en un regreso político inesperado, desplegando sus cualidades de científica, pero también apelando a los ciudadanos con discursos cargados de emoción.
En pocos meses, la segunda ola ha complicado la situación sanitaria envidiable de su país. Merkel ha seguido adelante en el empeño de hacer un gran acto final hasta las elecciones del próximo otoño, a las que no se presenta. En Bruselas durante la presidencia alemana del Consejo ha lucido galones y experiencia negociadora para sacar adelante el histórico fondo de recuperación, frente al bloqueo polaco-húngaro. También ha conseguido firmar el acuerdo de inversiones con China, pese a las reservas de algunas capitales europeas e incluso de miembros del equipo del presidente electo Biden, y pactar un tratado de libre comercio con el Reino Unido, que ha fortalecido la cohesión de los 27 socios y ha evitado la desconexión total del antiguo Estado miembro.
Merkel se ha apoyado en su discípula Ursula von der Leyen, y ha dado suficiente protagonismo a Emmanuel Macron. La canciller prefiere operar a través de aliados y dejar que las instituciones desarrollen los proyectos que ella impulsa sin hacer mucho ruido. Esta combinación de cautela, pensamiento científico y determinación feroz define su estilo de poder. Hasta que se despida tiene por delante una montaña de trabajo, desde la recuperación económica a la oportunidad de relanzar la relación transatlántica, con China como asunto central. Joe Biden admira la fiabilidad y el rigor de la canciller y quiere sentar con ella las bases de una cooperación rota por Donald Trump y esencial para los europeos. Dentro de dos semanas la CDU, favorita en las encuestas, elegirá nuevo presidente y candidato, pero 2021 seguirá siendo en Europa el año de Merkel.