Kim Jong-un pedirá a Trump el fin de las sanciones y comercio
Corea del Norte desvela sus demandas para la cumbre del día 12 en Singapur
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Después de muchas idas y venidas, el día 12 habrá cumbre histórica en Singapur entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump , y el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un . A menos que cambie de idea una vez más, como ya hizo cuando canceló el encuentro la semana pasada, así lo anunció Trump el viernes tras reunirse en la Casa Blanca con el jefe del espionaje norcoreano, Kim Yong-chol.
En el Despacho Oval, este le entregó a Trump un sobre tamaño A3 con una carta del joven tirano. Formato grande para un mensaje importante: las demandas de Kim Jong-un de cara a la cita de Singapur . Aunque el presidente estadounidense no informó a los periodistas sobre su contenido, el ministro de Exteriores norcoreano, Ri Yong-ho, avanzó ayer sus peticiones en un comunicado.
Tras recordar los gestos de buena voluntad llevados a cabo por el régimen comunista de Pyongyang, como la suspensión de sus ensayos de misiles y la destrucción de su silo de pruebas nucleares, Ri Yong-ho enumera «lo que Corea del Norte quiere de EE.UU. en un periodo por acordar ». Su primera demanda consiste en «acabar con las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur y con las sanciones», que parecen estar mermando el relativo crecimiento económico experimentado por este hermético país durante los últimos años.
En segundo lugar, Pyongyang reclama firmar «un tratado de mutuo reconocimiento o de no agresión y la eventual retirada de las tropas y bases de EE.UU. de Corea del Sur». Tanto Washington como Seúl ya han dejado claro que Trump y Kim Jong-un no discutirán sobre los 28.500 soldados estadounidenses acantonados en el Sur, pero Pyongyang aspira a firmar un tratado de paz que dé garantías de seguridad al régimen. Como la guerra de Corea, que duró de 1950 a 1953, acabó solo con un armisticio, ambos países siguen técnicamente en armas y el Norte teme que EE.UU. intente un cambio de régimen, como ya ha hecho en el pasado con países como Irak y Libia.
De hecho, esa es la principal finalidad de su programa nuclear: blindarse en el poder para seguir manteniendo un anacrónico sistema estalinista similar al que había en la extinta Unión Soviética o en la China de Mao. Tal y como consta en el libro “Sin salida. Corea del Norte, armas nucleares y seguridad internacional”, de Jonathan D. Pollack, las aspiraciones nucleares se remontan a los años 60. En aquella época, el fundador del país y abuelo del actual dictador, Kim Il-sung, ya vio la necesidad de dotarse de armas atómicas para mantenerse en el poder y no ser utilizado como moneda de cambio en el juego de alianzas y rivalidades que se traían EE.UU., la URSS y China en la Guerra Fría.
Aunque Kim Il-sung siempre lo negó, dicho libro recoge que «un plan estatal de seis años adoptado en noviembre de 1970 ya establecía nuevas políticas para desarrollar la industria nuclear con tecnología y materias primas locales », así como “seguir pidiendo apoyo a la Unión Soviética y a la Europa del Este para formar técnicos en la transferencia tecnológica a gran escala”. Buena prueba de ello es que el primer reactor experimental del complejo nuclear de Yongbyon, donde Corea del Norte ha producido las seis bombas atómicas que ha detonado desde 2006, es de fabricación rusa y data de 1965.
«Completa desnuclearización»
Este será el principal tema de discusión en la cumbre, ya que Trump exigirá a Kim Jong-un una desnuclearización «completa y verificable». Aunque el dictador norcoreano se ha comprometido la «completa desnuclearización” de la Península Coreana, ya ha avanzado que no renunciará a su arsenal nuclear. A cambio de mantenerlo, íntegro o al menos en parte, sí estaría dispuesto a volver al Tratado de No Proliferación, que abandonó en 2003, con la promesa de no desarrollar más bombas atómicas. De esta manera, y como recuerda el ministro Ri Yong-ho, Corea del Norte quiere evitar ser el próximo “modelo Libia”, como le ha propuesto el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, con bastante poca vista. Teniendo en cuenta cómo acabó Gadafi años después de renunciar a sus armas de destrucción masiva, linchado hasta la muerte en una revolución, lo último que querría Kim Jong-un es seguir una desnuclearización «a la libia» .
Por último, Corea del Norte demanda a EE.UU. «comercio e inversión, cooperación económica, amistad y respeto mutuo ». Una ayuda económica que Trump ya ha sugerido y que podría seguir contribuyendo al “capitalismo de a pie” que, a través del contrabando procedente de China, se abre paso en los mercados privados que han proliferado en Corea del Norte.
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