ENTREVISTA
Javier Lesaca: «Las peores consecuencias del califato digital de Daesh están por llegar»
El investigador español ha seguido y analizado durante tres años la estrategia de propaganda del grupo yihadista, un frente que será mucho más difícil de derrotar que el militar
El lunes el aparato propagandístico de Daesh avisó que un día después colgaría un nuevo vídeo del grupo desde Raqqa, la capital del «califato». El martes, a la una de la tarde ya está colgada la grabación de 36 minutos, accesible en Google y Twitter , por citar solo dos plataformas. Al alcance de todos. Desde hace tres años, Daesh ha inundado las redes sociales con sus mensajes transmedia, esto es, utilizando todo tipo de formatos y plataformas, aireando sus victorias y adoctrinando a futuros yihadistas. Es la otra gran guerra empredida por el grupo terrorista: una guerra virtual en la que parece llevarle mucha ventaja a Occidente.
«El terrorismo moderno es un acto de comunicación», asegura Javier Lesaca (Pamplona, 1981), consultor e investigador visitante en la Universidad George Washington, en su libro «Armas de seducción masiva. La factoria audiovisual de Estado Islámico para fascinar a la generación millennial» (Ed. Península), que será presentado hoy en la Casa Árabe, en Madrid.
El texto, que comenzó como un proyecto de tesis en 2014, es un exhaustivo análisis de la estrategia de comunicación que el grupo yihadista ha desarrollado durante los últimos tres años de manera paralela –y con la misma intensidad– que su campaña militar en Irak y Siria y sus atentados en Occidente.
La primera demostración de que Daesh estaba desarrollando una estrategia de comunicación diferente a sus predecesores (Al Qaida) vio la luz en el verano de 2014, cuando un encapuchado, con acento británico, decapitaba ante la cámara al periodista estadounidense James Foley, prisionero desde hacia dos años.
«El vídeo de la decapitación de Foley estaba más cerca de la película “Seven” que del asesinato de Daniel Pearl (2002), por parte de Al Qaida»
«No era la primera vez que un grupo terrorista hacia campañas de comunicación masiva, que retransmitía ejecuciones casi en directo. Pero el vídeo de Foley estaba más cerca de la película “Seven” que del asesinato de Daniel Pearl (2002), por parte de Al Qaida. Aquello me llenó de inquietud», reconoce Lesaca. De forma sistemática, el investigador comenzó a hacer un seguimiento de sus grabaciones «y a descargármelas. Los más difícil inicialmente fue identificar los canales oficiales, cuáles eran de simpatizantes y cuáles no. Otro punto importante fue situarlos en el tiempo: utilizan la franja horaria más visitada». Una vez localizados, su trabajo ha consistido en analizar sus contenidos para conocer las claves de su éxito. «Y que el conocimiento científico permita hacer una políticas eficaces para luchar contra ellos».
Desde entonces y hasta abril de 2017, el grupo yihadista ha producido y difundido 1.320 vídeos , ha puesto en marcha ocho revistas, en cinco idiomas distintos (inglés, árabe, francés, ruso y turco), varias emisiones de radio, la agencia de noticias Al Amaq (su fundador, Rayan Meshaal, murió por un bombardeo de la coalición internacional el pasado mes de mayo), y ha utilizado diez plataformas para distribuir todos sus contenidos. Unos contenidos cuyo objetivo era y es presentarse como la contranarrativa a la información que los medios tradicionales ofrecen sobre Daesh, pero sobre todo para seducir a miles de jóvenes y reclutarlos para su causa. Su potente maquinaria de propaganda ha tenido mucho que ver en el alistamiento de 35.000 jóvenes occidentales a su «califato».
Inspiración cultural
«Daesh juega todo el tiempo en sus vídeos con la línea roja entre ficción y realidad»
«Una de los aspectos que he analizado es su temática, las audiencias a las que van dirigidos sus mensajes, el lenguaje (idioma), pero también me pareció muy relevante analizar la inspiración cultural. El vídeo de Pearl solo pretendía aterrorizar, pero el de Foley quería seducir aunque las imágenes fueran muy duras. Estaban pensadas para fascinar . Y para crear cierta confusión en las mentes. Daesh juega todo el tiempo con la línea roja entre ficción y realidad. Con el terror pretende generar productos de comunicación audiovisual que creen resonancia en la mente de las audiencias potenciales, y que les resulten familiares. Eso es lo que sucedía con el vídeo de Foley», señala.
Este patrón se ha mantenido a lo largo de estos tres años, en los que los yihadistas no han dudado en copiar escenas de series tan populares como «Saw», «Los juegos del hambre» o películas como «El francotirador» (en este caso solo tardaron dos días en colgar su propia versión en las redes sociales). «El objetivo de Daesh es fascinar. No es un movimiento mainstream masivo, pero fascina al suficiente número de jóvenes en Occidente para que vea el terror como una forma de canalizar su frustración».
El problema que plantea Daesh, frente a otros grupos terroristas, es cómo se pueden neutralizar o acabar con estos mensajes . «No se puede hacer únicamente con medidas policiales o militares. Acabar con ellos en Irak y en Siria solo es parte de la solución.»
Para Lesaca, la rapida expansión del Estado Islámico y su capacidad para reclutar a miles de jóvenes de todo el mundo está «intrínsecamente relacionado con la crisis de la modernidad, de la nación estado, institucional, de la creación de nuevas identidades, que va mucho más allá de los alienamientos nacionales típicos. Es un problema que está completamente ligado a la posmodernidad». Y, añade, «las instituciones públicas todavía no están preparadas para atajar este problema».
Después de tres años, parece que no se ha encontrado una solución a este problema ¿A qué se debe?
El reto es que la lucha contra el terrorismo se ha trasladado de lleno al ámbito de la opinión pública. Un terreno muy resbaladizo. Las democracias liberales están asentadas sobre el estado de derecho, el respeto a la libertad de expresión, y sobre todo, no concenden al Estado el papel de creador de opinión pública, al menos de forma masiva. Y ese es el problema: cómo las instituciones públicas se adaptan de manera legal y respetando el estado de derecho y las libertades individuales de los ciudadanos a combatir en este terreno. Y, cómo los ciudadanos les damos poder a las instituciones y las legitimamos para que asuman ese papel, que en cualquier caso es polémico a la hora de poner las líneas rojas.
En el libro, afirma que los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París marcaron un antes y un después en la estrategia de comunicación de Daesh...
«Con el atentado de París realizaron alrededor de 17 vídeos, unos grabados antes y otros después»
Yo lo que considerado el primer atentado transmedia. Las campañas de comunicación transmedia están inspiradas en el mundo del entretenimiento. Las utilizan productos como la saga Marvel, los «Juegos del Hambre» o «Star Wars», donde el principal protagonista es el propio universo que han creado, a través de numerosos productos. Daesh adapta esta estrategia, que es muy exitosa porque permite llegar a audiencias muy diferentes, al terrorismo. En el caso de París tenemos multitud de personajes (los terroristas), que el grupo yihadista ya ha ido introduciendo a través de entrevistas en sus revistas meses antes. Tres meses antes del atentado los habían grabado en un videojuego con imágenes digitales muy similares a esa estética. Crearon toda una estrategia de comunicación en la que el atentado era un paso más. Realizaron alrededor de 17 vídeos, grabados unos antes y otros después del ataque. Tenían preparadas cinco portadas de revistas en diferentes idiomas. La agencia Amaq estaba preparada para difundirlo en directo. Y tenían una campaña en las redes sociales perfectamente preparada creando hashtag propios y parasitando otros para distribuir vídeos e infografías, la nota de prensa... Todo un plan de comunicación al que se podía acceder a través de diferentes plataformas, y personajes que dialogaban entre ellos. Es la primera vez en la que se tiene constancia objetiva de que el terrorismo adapta las técnicas del entretenimiento al ámbito del terror . ¿Y por qué lo hace? No solo para crear terror, que también, sino para generar fascinación y para seducir.
Y para crear sus propios héroes...
Sí, pero héroes con los que las audiencias potenciales se puedan sentir identificados, con sus sonrisas, sus ropas (la imagen misma de portada del libro muestra a un grupo de jóvenes yihadistas con estética hipster). Nada que ver con las imágenes previas de Al Qaida, con aspecto descuidado y filmadas en una cueva.
Usted habla en el libro de que la capacidad de Daesh para seducir a los jóvenes se debe a que ha creado una imagen de terrorismo bello, moderno y familiar...
Su campaña transmedia lo que busca es que los jóvenes se sientan identificados con sus personajes. En los atentados de París no solo jugaron con distintas plataformas, sino que la grabación de la reivindicación del atentado copiaba imágenes del videojuego «Call of Duty ops 3». Crean todo un universo que tenga resonancia para las audiencias. Ese es un factor que se infravaloró en el Daesh. Las instituciones se centraron mucho en la parte operativa, pero se olvidaron de que el atentado de París se gestó también para seducir. Que las audiencias no lo percibieran como un acto de terror, sino como un acto multimedia, muy similar a aquellos en los que participan y con los que se divierten durante sus ratos de ocio.
Con los últimos ataques terroristas en el Reino Unido ha aumentado la presión sobre las grandes empresas tecnológicas (Google, Twitter, Telegram...), que sirven de vehículo para los contenidos yihadistas, para que sean más activas a la hora de desalojarlos o bloquearlos...
Es cierto que los 1.320 vídeos que he analizado aquí siguen disponibles a día de hoy en internet. Eso es un reto.
¿Hay alguna manera de parar eso?
Sí, identificando cuáles son las fuentes de esos vídeos, qué canales utilizan, creando una sistemática para detectarlos y unas políticas para erradicarlos de internet.
¿Y por qué no se hace?
Creo que es porque se ha subestimado el problema. Hoy mismo han colgado un vídeo sobre suicidas en la provincia de Raqqa, y está disponible en Twitter y Google... Creo que se ha hecho mucho, pero se puede hacer más.
Los medios tradicionales se han hecho eco de esas grabaciones y tomado parte, de manera inconsciente, en la estrategia de comunicación de Daesh, amplificando sus mensajes...
«Hay que informar de Daesh, sobre su violencia, cómo utilizan a los jóvenes y de cómo están extendiendo una imagen idílica del "califato"»
Ese es un debate muy interesante. Intento compararlo con otros fenómenos o movimientos totalitarios a lo largo de la historia. Es tan malo el silencio como la sobreexplotación . En el caso de ETA: el silencio de los primeros años fue contraproducente. Cuando cada asesinato ocupaba un breve. La sobreinformación también puede ser mala, pero el debate está en cómo se enfocan las noticias. Es evidente que las imágenes de la decapitación de Foley o el discurso de Al Bagdadi en la mezquita de Mosul ya forman parte de la historia colectiva, como los discursos de Hitler o las imágenes de Leni Riefenstahl en el III Reich. Hay que informar de Daesh, sobre su violencia, cómo utilizan a los jóvenes y de cómo están extendiendo una imagen idílica del «califato». La clave está en romper el enfoque de los terroristas. Hay que informar a las audiencias de Daesh de que no va a ir a combatir como en el «Call of Duty». Más del 50% de los vídeos que graban incluyen imágenes de este vídeojuego. Hay que informar de que los jóvenes mueren allí de una manera cruel, violenta e inútil; de que Daesh ejecuta a personas, pero también decir que el 98% de las víctimas son árabes y la mayoría musulmanes. El mayor genocidio lo están haciendo contra sirios e iraquíes. Ahí es donde cambiamos el enfoque.
Un dato reseñable es que el contenido religioso de sus vídeos es muy pequeño, cuando Daesh defiende que lo suyo es una guerra religiosa contra los infieles...
Son conscientes de que la religión no es un elemento de engagement , ni para bien ni para mal. Cuando los analistas miran los perfiles de los terroristas se sorprenden porque son jóvenes que van de bares, que vendían droga y hacian cosas no permitidas en el islam. Por eso los vídeos de Daesh no muestran a los imanes dando discursos en las mezquitas, sino ejecuciones inspiradas en «Saw», o a un joven australiano cuidado niños en Raqqa... Es así como pueden enganchar con esa generación frustrada, llena de ira que se ha sentido excluida.
¿Estamos hablando de un populismo radical que utiliza el terror...?
El Daesh en Siria y en Irak representa un movimiento populista que ha sabido canalizar de manera satisfactoria el malestar suní de los últimos diez años. Por eso es tan difícil derrotarlo allí, porque ha ganado la batalla de las percepciones en esa región. El 25% de los vídeos dirigidos a esta zona muestra su capacidad de proveer servicios básicos: agua, electricidad, seguridad... Qué es verdad, qué es mentira... Da igual. Daesh juega con la posverdad . Sin embargo, en su enfoque hacia el extranjero, Daesh juega con las emociones y su lucha contra el capitalismo. En los vídeos dirigidos a las audiencias de EE.UU. habla sobre la importancia de la integración racial... Conceptos que tienen resonancia en sus audiencias. Daesh se ha dado cuenta de la importancia de la construcción de la opinión pública como elemento transformador de la sociedad. Eso es lo que más ha costado detectar y va a ser más difícil de derrotar.
¿Le ha resultado difícil ver las atrocidades cometidas por Daesh –decapitaciones de rehenes y asesinatos en masa– en más de un millar de vídeos?
«Ver una película de Daesh es igual de duro que ver una película de "Saw" o de "Hostel"»
Una de las claves de Daesh es que es mucho más fácil ver sus vídeos que los de Al Qaida. Daesh intenta de manera sistemática que sus grabaciones hagan resonancia en sus audiencias, y por eso introduce imágenes culturales que son familiares para los jóvenes de Occidente. Ver una película de Daesh es igual de duro que ver una película de «Saw» o de «Hostel». De hecho, no sabes dónde está la diferencia, sobre todo para las audiencias más jóvenes. Son películas con imágenes muy duras, con torturas, desmembramientos..., pero la gente come palomitas mientras las ve porque el cerebro asume que es ficción. Y Daesh juega en esa batalla de las percepciones. Sabe que sus audiencias pueden tolerar esas imágenes, al contrario que las de la decapitación de Daniel Pearl, porque se ve que se está ejecutando a alguien real. Esa es la diferencia.
La pérdida de territorio y de ingresos en el último año, así como la muerte del responsable de la maquinaria de propaganda, Al Adnani, se ha visto reflejado también en su aparato de comunicación, que ha cerrado varias publicaciones y ha reducido el número de vídeos... ¿Significa que el final del grupo está cerca?
Daesh, como grupo terrorista, desaparecerá, como lo han hecho otros. Pero el problema es que Daesh se ha preparado para ese escenario de derrota y por eso ha creado todo este universo de comunicación. De hecho, la parte más dura la estamos sufriendo ahora o está por venir, y que son las consecuencias de este «califato» digital. Todos los atentados de Londres, desde Westminster, el de Manchester, el puente de Londres... siguen paso a paso el manual y los tutoriales que han ofrecido en vídeos, y que se han ampliado en las revistas, sobre cómo cometer un atentado. Todo ese material está disponible en internet. Daesh será derrotado en Siria e Irak, porque no tiene capacidad militar suficiente, pero cómo ganamos la batalla en este nuevo escenario de guerra. Y lo peor es que todo lo que ha hecho Daesh en este terreno está sirviendo de inspiración a futuros grupos terroristas. Ha bierto un nuevo campo de batalla que utilizarán otros. La batalla más dura de Daesh va a estar en el campo de la comunicación/ideología más que en el militar. Y son conscientes de ello. Y lo demuestra que al mismo tiempo que preparaban su estrategia militar en el verano de 2014, preparaban su estrategia de comunicación. Todo a la vez. Eso le ha convertido en un fenómeno tan virulento. Y por eso es tan importante analizar con hechos científicos y objetivos este tipo de grupos violentos. También es cierto, que nos han dado mucha información, lo que nos permite crear el antídoto y prepararnos para escenarios futuros de guerra. Para mí en este momento hay dos urgencias: derrotar a Daesh sobre el terreno, sin alienar a las poblaciones suníes, y analizar toda la información que nos ha dado para hacer políticas eficaces.
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