Japón festeja el cambio de emperador con unas inéditas vacaciones de diez días
Después de tres décadas en el Trono del Crisántemo, Akihito abdica este martes por motivos de salud en su hijo Naruhito, cuyo reinado empieza el miércoles
Con las autopistas colapsadas, los «trenes bala» llenos y las agencias de viajes haciendo su agosto en abril, Japón está de vacaciones desde el sábado hasta el lunes para festejar el relevo en su Casa Imperial. Debido a su delicada salud, el emperador Akihito , de 85 años, abdicará este martes en su hijo , el príncipe heredero Naruhito , en el primer relevo en tres décadas que tiene lugar en la monarquía nipona, una de las más antiguas del mundo. Se trata de un hecho histórico que marca un cambio de era en este país, cuyos calendarios siguen rigiéndose por los reinados de sus soberanos.
A las doce de la noche del martes, acabará la era Heisei del emperador Akihito , que significa «Consiguiendo la paz». Tal y como anunció el Gobierno a principios de este mes, a partir del 1 de mayo empezará la era Reiwa de su sucesor. Ante la confusión provocada por los dos caracteres que conforman dicho nombre, las autoridades tuvieron que aclarar que este nuevo «gengo» (era en japonés) quiere decir «Bella armonía», y no «Orden y paz», como se había interpretado en un primer momento.
Debido a tan especial ocasión, se han alargado las tradicionales vacaciones de la « Semana Dorada » que tienen lugar a primeros de mayo. En lugar de los siete días habituales, por primera vez serán diez este año. Para la trabajadora mentalidad nipona, es prácticamente el equivalente a nuestro mes de veraneo en España, un descanso con tanto tiempo libre que muchos ni siquiera saben qué hacer.
«No me gustan mucho estas vacaciones, porque todo está lleno y cuesta el doble. Así que mi familia y yo no tenemos plan de salir, sino quedarnos en casa y pasear por Tokio, de donde se ha ido mucha gente al tiempo que venían otros turistas de fuera», se sinceraba este lunes por la tarde Mihiro Takazawa, secretaria de 37 años de un un hospital, a las puertas del popular restaurante de «sushi» Midori, en Ginza Corridor. Con los clientes siempre aguardando en la calle por su excelente «sushi» a precios razonables, estos días acumula esperas de hasta tres horas.
A su alrededor, también están abarratados los restaurantes, «izakayas» (tabernas) y comercios del selecto barrio de Ginza, el corazón de Tokio. Bajo los neones de sus rascacielos, por sus impecables calles pasean japoneses de clase alta elegantemente vestidos y hordas de turistas, sobre todo chinos, que no paran de hacer fotos y compras en las tiendas de lujo que se suceden una tras en sus espectaculares edificios.
Refuerzo de la vigilancia policial
Aunque parece que los tokiotas se han marchado en masa de la ciudad, su lugar lo han ocupado los turistas, muchos venidos de otras partes de Japón. Con una enorme curiosidad por la abdicación de Akihito, los visitantes llenan el Palacio Imperial y otros lugares emblemáticos de la capital, como la torre Sky Tree, de más de 634 metros. A tenor de la agencia de viajes JTB, casi 25 millones de personas desplazarán en estos diez días de vacaciones. De ellos, 24 millones se moverán dentro del país y 662.000 saldrán al extranjero, recoge el periódico « Japan Times ».
Para que nada amargue las largas vacaciones por el relevo real, la Policía ha reforzado la vigilancia, como se aprecia en los numerosos agentes que patrullan por las carreteras y las calles y los helicópteros que sobrevuelan el Palacio Imperial. Con unas inéditas vacaciones de diez días, tan largas que algunos no saben qué hacer, Japón se prepara para el cambio de emperador.
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