Coronavirus
Italia reclutará a 60.000 voluntarios contra las aglomeraciones
Saldrán de personas desempleadas con subsidio y su arma será «la persuasión»
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En Italia miles de personas no respetan la distancia social. Surge así la alarma en el gobierno, que ha adoptado la medida de reclutar a 60.000 trabajadores voluntarios para que hagan controles contra el contagio del virus. La «movida» que se ha registrado en bares, playas y terrazas durante el fin de semana ha creado preocupación general en las autoridades locales y en el comité científico que asesora al gobierno. El temor es que surjan nuevos focos de la epidemia de coronavirus entre los jóvenes y en particular en el sur de Italia, donde las estructuras en los hospitales para combatir la epidemia son muy inferiores a las del norte.
En Milán y en otras ciudades se da el caso de que, además de los grupos ante los bares tomando copas, a menudo sin mascarilla o bajada, se ha vuelto a poner de moda el llevarse a las plazas cervezas y licores para consumir en grupo. En las ansias de liberación después de dos meses de confinamiento hace furor la litrona. Solo en Roma se hicieron 17.000 controles y se pusieron 60.000 multas, cerrando una plaza en Monti, céntrico barrio de galerías de arte y bares, donde acuden muchos jóvenes.
El gobierno ha reconocido que se trata de una minoría de italianos, pero que puede ser peligrosa, según el ministro de Asuntos regionales, Francesco Boccia, del Partido Democrático: «La gran mayoría de los italianos está indignada por este tipo de comportamiento. Estamos recibiendo miles y miles de mensajes, vídeos e informes». Para poner freno, sobre todo en los fines de semana, a esta ola gente en la calle, el gobierno se ha inventado la fórmula del «asistente cívico». Para controlar el distanciamiento social en esos lugares de riesgo, se desplegarán 60.000 voluntarios seleccionados con una convocatoria realizada por Protección Civil, al igual que se hizo para los médicos y operadores sanitarios. Serán alistados entre voluntaros mayores de edad que no tengan vínculos laborales y entre los que ya perciben una ayuda económica del Estado, bien por desempleo o por la llamada «renta de ciudadanía». Por tanto, estos trabajadores voluntarios no recibirán un salario, estarán a disposición de los alcaldes y tendrán una póliza de seguros.
Para ser identificados llevarán un peto donde está escrito «asistente cívico», con el logo de la Protección Civil. Trabajarán 16 horas a la semana y no podrán poner multas. Su labor durará todo el verano y comenzarán a mediados de junio. No serán guardias. El ministro Francesco Boccia ha manifestado que su arma tendrá que ser la persuasión con la razón y buenos modales. Ante la violencia o resistencias, deberán llamar a la policía municipal.
«La cifra de 60.000 –ha dicho el ministro para los Asuntos regionales– es una primera estimación de las necesidades identificadas por los municipios. Se trata de una operación importante que se lleva a cabo en colaboración con todos los alcaldes italianos. En sus municipios, estos voluntarios podrán recordar a aquellos que tienen menos memoria, a los niños, jóvenes y mayores, cuáles son las reglas de nuestra convivencia. También realizarán otros trabajos socialmente útiles : por ejemplo, podrán llevar víveres a quienes lo necesiten», ha declarado Francesco Boccia.
La iniciativa es aplaudida en general por los presidentes regionales y alcaldes, comenzando por Antonio Decaro, regidor de Bari (Apulia) y presidente de la Asociación de alcaldes de Italia. Pero la fórmula también tiene críticos y suscita dudas en el mundo político, en particular en la oposición, sobre la utilidad de la medida.
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