«Italia se paralizará en un mes si la reapertura es total», advierte el Instituto Superior de Sanidad

Aunque muchos sectores y la oposición critican al Gobierno porque desean una desescalada más rápida, las medidas adoptadas por Conte son las que cuentan con respaldo científico

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El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte EFE

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«Italia se colapsaría en un mes si la reapertura es total». Este diagnóstico en un amplio estudio del Instituto Superior de Sanidad (ISS) ha convencido al Gobierno italiano para iniciar la fase 2, a partir del 4 de mayo, con gran cautela y de forma gradual, con algunas reaperturas, como la escuela, aplazadas hasta septiembre, sin ofrecer seguridad de que ni siquiera en esa fecha se volverá a las aulas. El documento fue decisivo para que el primer ministro, Giuseppe Conte , decidiera seguir la línea científica del rigor manteniendo duras medidas, contra la opinión de varios ministros favorables a una mayor apertura. Por ejemplo, los obispos esperaban que con el inicio de la fase 2 se hubiera podido celebrar misas. Pero Conte, al anunciar las nuevas medidas el domingo por las noche, explicó que las funciones religiosas se aplazaban sine die, permitiendo solo funerales con un máximo de 15 personas.

Minutos después, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) hacía público un durísimo comunicado, en el que se consideraba «inaceptable ver comprometido el ejercicio de la libertad de culto». El cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova, presidente de los obispos europeos y durante diez años el jefe de la CEI, dice hoy a la Stampa que «abrir los museos y prohibir las misas es un acto grave contra la Iglesia ». Conte ha dado marcha atrás para evitar el enfrentamiento con la Iglesia. Hoy, los medios italianos indican que es probable que a partir del 11 o el 18 de mayo se puedan celebrar misas. En la disputa entre los obispos y el gobierno ha intervenido el Papa Francisco, en la misa matutina en su residencia de Santa Marta, con un mensaje en el que pide a los católicos respetar las reglas: «En este momento, cuando comenzamos a tener disposiciones para salir de la cuarentena, roguemos al Señor para que nos dé a su pueblo, a todos nosotros, la gracia de la prudencia y la obediencia a las disposiciones, para que la pandemia no regrese».

Con apertura total, escenario dramático

El citado estudio del Instituto Superior de Sanidad propone 92 escenarios posibles , siendo el más dramático el que denomina A: si reabrimos casi todo, explica, la tasa de reproducción del virus R0 (es decir, el número promedio de contagios a partir de una persona que contrajo el virus) volvería a superar el 2, para situarse en un a media del 2.25 (actualmente la media es el 0,5). En ese caso, las unidades de cuidados intensivos se saturarían en menos de 40 días, el 8 de junio.

Esto sucedería reiniciando las actividades en la industria, la construcción, comercio, hoteles y restaurantes, sin teletrabajo, con escuelas abiertas y el regreso a la normalidad en el tiempo libre y en el uso del transporte público. «La reapertura de las escuelas provocaría un nuevo y rápido crecimiento de la epidemia . La simple reapertura de las escuelas podría conducir al desbordamiento del número de camas de las UCI».

Un científico destacado del ISS, el profesor Gianni Rezza, director del Departamento de Enfermedades Infecciosas y asesor del Gobierno, ha reconocido que era imposible la apertura total porque el escenario hubiera sido dramático, pero también ha señalado que para el Ejecutivo era irrenunciable iniciar la fase 2: «Un país no aguanta una reclusión completa durante más de un par de meses, pero desde el punto de vista sanitario hay una cierta preocupación; yo estoy preocupado».

Apoyo a Conte

La oposición y muchos sectores del país critican hoy al Gobierno porque hubieran preferido una desescalada más rápida. Pero según una encuesta realizada por Demopolis, el 81% de los italianos comparte la línea del primer ministro Conte y solo el 16% sigue la del líder de la Liga, Matteo Salvini, partidario de la apertura total. Salvini llegó a manifestar que organizaría la protesta contra el Gobierno en las plazas, aunque fuera con mascarillas, idea que ha sido rechazada, por motivos de riesgo sanitario, por su aliada Giorgia Meloni, líder de Fratelli d’Italia. Salvini ha tenido que dar marcha atrás y renunciar por ahora a la protesta en la calle.

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