Irlanda del Norte paraliza controles en los puertos tras las amenazas al personal

Aparecen pintadas contra los funcionarios encargados de aplicar los acuerdos del Brexit

Pintada en el sur de Belfast contra la existencia de una frontera en el Mar de Irlanda, entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña AFP
Ivannia Salazar

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La tensión en las fronteras entre el Reino Unido y la Unión Europea ha sido la constante desde que el país dejara de formar parte del grupo comunitario el pasado 31 de enero, pero ahora dicha tensión se está sufriendo también en Irlanda del Norte , cuyas autoridades decidieron suspender los controles introducidos tras el divorcio en los puertos de Belfast y Larne debido a las amenazas sufridas por los trabajadores fronterizos.

Concretamente, han aparecido grafitis amenazantes que califican como «objetivos» a los funcionarios y algunos han declarado haber sido testigos de actividades sospechosas como la anotación de matrículas de vehículos. El subjefe de Policía, Mark McEwan , explicó que están al tanto de que hay en circulación «información anónima» que ha causado «una preocupación real» en el personal, aunque desestimó los rumores que indican que la intimidación podría venir de paramilitares lealistas y radicales protestantes.

Peter Johnston , alcalde de Larne, calificó las pintadas como «muy preocupantes» y explicó que su aparición ha supuesto «un aumento considerable de las tensiones en la comunidad». Según el Gobierno, los controles fueron suspendidos «en interés del bienestar del personal», mientras que la Policía confirmó un aumento de presencia en la zona para tranquilizar tanto a los trabajadores aduaneros como al resto de la población.

Las autoridades irlandesas ya anunciaron hace un mes que esperaban graves problemas para gestionar el comercio entre las islas, que asciende a 80.000 millones de euros, pero es probable que hicieran referencia a las cuestiones logísticas, mientras que lo que preocupa ahora es el tinte político de las amenazas. Aunque de momento no pasan de las pintadas, son un tema sensible en una isla que sufrió durante décadas una sangrienta guerra. Los controles que empezaron a funcionar hace un mes en los puertos de la isla de Irlanda son consecuencia directa del divorcio entre Londres y Bruselas, ya que para evitar una frontera dura terrestre entre las dos Irlandas, un requisito indispensable para respetar el Acuerdo de paz que puso fin a la violencia, los bienes comerciales que ingresen a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña requieren ahora una declaración de aduanas. Es el caso de los productos alimenticios y veterinarios, que además necesitan certificados sanitarios y por tanto deben ser inspeccionados por el Departamento de Agricultura.

Condena de la UE

El Protocolo de Irlanda del Norte establece que la provincia se mantendrá en el mercado único de bienes de la UE, lo que la obliga a aplicar las normas aduaneras comunitarias en sus puertos. El objetivo es que los productos fluyan desde allí a la República de Irlanda y al resto de la UE como ahora, sin controles de aduana ni nuevos trámites, pero hay grupos que están en contra de la medida. El primer ministro irlandés, Micheál Martin, describió los acontecimientos como «siniestros» y la Comisión Europea condenó las amenazas.

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