«Insurrección» para Biden y un día «para recordar siempre» para Trump
«Nunca nos rendiremos, nunca concederemos la derrota», proclamó el presidente
En directo, sigue la última hora en EE.UU. tras el asalto al Capitolio
Joe Biden no jurará el cargo de presidente de EE.UU. hasta el 20 de enero y no tiene ningún poder ejecutivo en EE.UU. Pero sí tiene la autoridad que le da la victoria en las presidenciales del pasado 3 de noviembre -ganó a Donald Trump con una diferencia de más de siete millones de votos - y ayer compareció en directo en un mensaje que transmitieron todas las televisiones para condenar el asalto violento al Capitolio en Washington.
«En estos momentos, nuestra democracia sufre un ataque sin precedentes», dijo Biden, que ayer iba a ser certificado como ganador de la elección por el Congreso cuando una turba pro-Trump invadió con violencia la sede de la soberanía popular estadounidense. «Hoy es un recordatorio doloroso de que la democracia es frágil». «Esto no es desacuerdo. Es desorden, es caos y está cerca de la sedición», defendió el presidente electo. «No es una protesta, es una insurrección».
Biden hablaba mientras los legisladores y el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, tuvieron que ser trasladados a un lugar seguro , con los pasillos del Capitolio tomados por seguidores de Trump.
Pocas horas antes, y no muy lejos del Capitolio, Trump fue la estrella de un mitin para protestar contra los resultados de la elección. El presidente de EE.UU. insistió en sus acusaciones de fraude masivo -del que ni la Justicia ni su propia Administración ha encontrado pruebas- con un tono agresivo incluso para él. «Nunca nos rendiremos, nunca concederemos la derrota, no ocurrirá nunca» , proclamó y llamó a sus seguidores a «marchar» hacia el Capitolio para presionar a los legisladores -en especial, a los republicanos que calificó de «débiles»- a evitar la certificación de Biden como ganador y «mostrar fuerza».
El discurso venía calentado por teloneros explosivos. Su abogado y muñidor de teorías conspiradoras, Rudy Giuliani, llamó a la multitud a llevar a cabo un «juicio por combate». Su hijo, Donald Jr., advirtió a los republicanos que no comulgan con las ruedas de molino de Trump: «Vamos a por vosotros».
«En su mejor versión, las palabras de un presidente pueden ser inspiradoras», dijo Biden en su discurso. «En la peor versión, pueden ser incitadoras», advirtió en una referencia a lo que había ocurrido durante el día. Tras escuchar a Trump, la muchedumbre exaltada descendió la avenida Pensilvania hasta el Capitolio, se enfrentó a la Policía y firmó una jornada infame en la historia de la democracia de EE.UU. Ante la gravedad de lo que sucedía, muchos esperaban que Trump llamara al orden de sus huestes, con centenares de personas con banderas, gorras y camisetas con su nombre violando la sede de la soberanía popular.
Trump lo hizo primero con un mensaje en Twitter en el que pedía a la gente que fuera «pacífica». Pero ni les exigía que se fueran del Capitolio ni condenaba los hechos. Poco después de la comparecencia de Biden, el presidente de EE.UU. compartió un mensaje en Twitter. Ahora sí pedía a sus seguidores que se fueran a casa, pero seguía sin condenar lo sucedido. Todo lo contrario. «Os queremos y sois muy especiales», dijo a quienes se habían enfrentado a la Policía, habían roto ventanas para entrar en el Capitolio y habían provocado unos incidentes en los que murió una mujer, una seguidora de Trump, por disparos. Además, insistía en sus acusaciones de que la elección fue «robada».
Poco después, Trump compartía otro mensaje en Twitter, todavía más chocante: justificaba la violencia ocurrida -«estas cosas pasan cuando una victoria electoral contundente es arrebatada de forma agresiva y brusca a nuestros patriotas»- y parecía celebrar lo ocurrido en el final del mensaje: «¡Acordaos de este día para siempre!».
Trump volvió a olvidar cualquier condena de lo ocurrido y no hizo referencias a su seguidora fallecida en los incidentes. Para entonces, los llamamientos para expulsar a Trump a través de la 25ª enmienda de la Constitución -establece la posibilidad de sustituir al presidente por incapacidad- se repitieron entre demócratas y algún republicano, como el gobernador de Vermont, Phil Scott. Las críticas generalizadas a Trump por alentar los incidentes se extendieron a muchos aliados republicanos, desde legisladores hasta altos cargos que han pasado por su Administración. «El presidente tiene responsabilidad por los hechos de hoy por promocionar teorías conspiradoras infundadas que nos han llevado a esto», defendió el senador republicano Richard Burr, que insistió, como la mayoría de sus colegas de bancada, en certificar a Biden como ganador.