Un incendio golpea el puerto de Beirut un mes después de la explosión que causó 190 muertos
Las llamas han comenzado en un depósito de aceite y neumáticos y por el momento se desconoce su causa
Un incendio en el puerto de Beirut hizo a la ciudad revivir la pesadilla de la explosión del 4 de agosto. Un enorme hongo de humo negro se elevó al cielo de la capital libanesa a media tarde y durante horas oscureció la vida de unos beirutíes traumatizados por la explosión que dejó 192 muertos y destrozó media ciudad. Equipos de la Defensa Civil y helicópteros militares trabajaron sin descanso para intentar controlar el incendio y apagar las llamas que surgieron de dos almacenes. El director regional del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) , Fabrizio Carboni, informó de que uno de los almacenes en llamas era el lugar en el que guardaban miles de raciones de alimentos y medio millón de litros de aceite para cocinar. «Nuestra operación humanitaria corre el riesgo de sufrir una interrupción», lamentó Carboni a través de las redes sociales.
El fiscal general del Líbano, Ghassan Oueidat, ordenó una investigación «inmediata» para esclarecer las causas del repentino incendio e insistió en que los resultados de la investigación deben ser anunciados en la mayor brevedad debido a «la gravedad de la situación». La fiscalía habla, pero la gente no confía en sus palabras porque poco más de un mes después de la explosión se siguen sin conocer las causas, ni los culpables de la misma. El 4 de agosto marcaron un plazo de cinco días para aclarar lo ocurrido, pero no lo cumplieron y la gente sigue a la espera de respuestas y de justicia. Algo similar ocurrió con la reacción del presidente, Michel Aoun, quien hizo una declaración parecida a la de comienzos de agosto y aseguró que la causa del incendio pudo ser «un sabotaje o un accidente».
«Estábamos trabajando y, de repente, hubo gritos para decirnos que saliéramos», explicó uno de los trabajadores que se encontraban en la zona a la agencia AFP, «se estaban realizando trabajos de soldadura, y luego empezaron las llamas, no sabemos qué pasó», añadió. El director en funciones del puerto, Bassem Al Kaissi, apuntó en una televisión libanesa que «todo comenzó en los bidones de aceite, antes de propagarse a los neumáticos. Tal vez se deba al calor, tal vez a un error, aunque es pronto para saberlo ». Este fue el segundo incendio de la última semana en la zona del puerto y Al Kaissi anunció que a partir de ahora «no se podrán importar ni almacenar materiales inflamables sin el permiso previo de todas las autoridades competentes».
«Otro gran incendio en el puerto. ¿Abrimos las ventanas a la espera de otra enorme explosión o las cerramos para no intoxicarnos? El cielo está negro y me duelen los pulmones (y el corazón)», compartió en su cuenta de Twitter la escritora libanesa Lina Mounzer. Un dolor compartido por una población en estado de shock por estas últimas semanas de pesadilla tras la explosión de las 2.700 toneladas de nitrato de amonio que permanecían guardadas de manera incomprensible en un almacén del puerto desde 2014.
La investigación sigue abierta, finalmente es libanesa y sin presencia de expertos internacionales y hay 25 personas arrestadas, entre ellos el ex director del puerto y el ex jefe de aduanas. La ira popular estalló cuando se supo que tanto el presidente, Michel Aoun, como el primer ministro, Hasan Diab, conocían la presencia de este material tan sensible en el puerto de la ciudad, recibieron avisos su peligrosidad, pero no hicieron nada. Un enfado que creció más con el incendio que acabó con la ayuda humanitaria del CICR.
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