Imputado un candidato tory por fraude en gastos electorales

Mackinlay cometió la irregularidad cuando derrotó a Farage en 2015 en South Thanet

Craig Mackinlay REUTERS
Luis Ventoso

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El Partido Conservador arrastraba desde hace largos meses la acusación de haber incurrido en gastos electorales irregulares en la campaña de 2015, la que dio la victoria a David Cameron frente al laborista Ed Miliband. El supuesto fraude consistía, según las investigaciones policiales, en haber imputado a la campaña estatal los gastos de unos autobuses de propaganda electoral que en realidad apoyaban a los candidatos locales.

El pasado 10 de mayo, los tories recibieron con gran alivio y cierta euforia la noticia de que 20 de sus diputados que estaban acusados de irregularidades en la llamada «Batalla de los autobuses» eran exonerados por completo por la Fiscalía de la Corona. Las pruebas contra ellos se consideraron insuficientes. Pero hubo un caso que quedó pendiente de estudio, el del diputado Craig MacKinlay, que en 2014 se hizo con el disputado escaño de la circunscripción de South Thanet, en el Sureste de Inglaterra, imponiéndose por 2.800 votos al líder de UKIP, Nigel Farage, que se quedaba así fuera del Parlamento.

Hoy la justicia imputó finalmente a Mackinlay , un antiguo financiero de 50 años, que en 2005 se pasó de UKIP a los conservadores. El diputado, su jefe de campaña, de 28 años, y una simpatizante de 62 serán juzgados el próximo mes en una corte de Westminster. Al margen de las posibles multas, la pena podría ser de un año de cárcel.

May, al rescate

El tema no es de una gran trascendencia, pero a solo seis jornadas de los comicios sí tuvo la suficiente para convertirse hoy en el alboroto del día de la campaña. La primera ministra ha salido en defensa de su diputado: «El Partido Conservador continúa creyendo que esas acusaciones son injustificadas . Es inocente hasta que se pruebe su culpa y sigue siendo nuestro candidato». Lo cierto es que el voto por correo ya se ha enviado y también ha expirado el plazo de relevos en las candidaturas.

El antiguo líder de UKIP, el pintoresco Nigel Farage está ya medio retirado de la política. No se ha presentado como candidato y dedica su tiempo a lucrativas apariciones mediáticas en Londres y en EE.UU., donde se ha hecho célebre por su amistad con Trump. Por su puesto le ha faltado tiempo para salir a opinar. «¡Gracias a Dios!», fue su primera exclamación al conocer que imputaban al rival que lo dejó sin escaño. «Creo que ahora allí en South Thanet habrá una lucha ente UKIP y los laboristas. Una vez más Theresa May ha mostrado su mal juicio. ¿Por qué dejó presentarse a un candidato que tenía semejante nube encima?».

Mackinlay se ha defendido vía Facebook: «Mi campaña seguirá igual. Esto no la afecta para nada. No hice nada irregular en 2015». Jeremy Corbyn intentó pescar algo a río revuelto y acusó a los tories de «interferencias inadmisibles en un proceso independiente».

Cinco puntos

Mientras tanto May continúa recibiendo rejones demoscópicos, esta vez en el «Evening Standard», el diario gratuito del metro de Londres, de enormes tiradas. Desde que lo dirige George Osborne sale casi a rejón diario para la «premier». Osborne era el ministro de Economía y brazo derecho de Cameron. Fue cesado por May y ahora se cobra la minuta. La encuesta, de Ipsos Mori, reduce la ventaja de May a cinco puntos (45%-40%), diez menos de la que le daba hace solo dos semanas.

Cuando se pregunta quién sería mejor primer ministro, el 50% dice que May, frente a un 35% que se queda con Corbyn

Si se cumpliese ese resultado, la primera ministra ganaría con una mayoría muy corta, menor que la que le legó Cameron, y la formación de Gobierno y la negociación del Brexit se complicarían enormemente. Con todo, el sondeo contiene un dato clave, que puede decantar la votación a favor de los tories con más nitidez de la que se espera. Cuando se pregunta quién sería mejor primer ministro, el 50% dice que May, frente a un 35% que se queda con Corbyn.

El líder laborista continúa con sus promesas, sabedor de que probablemente no va a llegar al poder y no tendrá que cumplirlas. Hoy ha asegurado que si gana creará «un millón de nuevos empleos».

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