Human Rights Watch aporta «pruebas fehacientes» de crímenes contra la humanidad cometidos por Al Assad en Siria
La ONG identifica a las víctimas de las «fotos de César».
Fotos tomadas en Siria que muestran los cadáveres de miles de prisioneros torturados en las cárceles del régimen de Bashar al Assad son «pruebas auténticas y fehacientes de crímenes contra la humanidad en Siria», según Human Rights Watch .
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El informe de la ONG, «Si los muertos pudiesen hablar: muertes y torturas masivas en los centros de detención en Siria», presenta nuevas evidencias sobre la autenticidad de lo que se conocen como «las fotos de César», un total de 28.707 fotografías de cadáveres de detenidos que presuntamente murieron bajo custodia del gobierno, tomadas por un exfotógrafo de la policía militar siria que huyó del país en julio de 2013. Las imágenes fueron sacadas clandestinamente de Siria trascendieron a la atención pública en enero de 2014. «Hemos verificado meticulosamente docenas de historias y confiamos en que las fotografías de César presenten pruebas auténticas y fehacientes de crímenes contra la humanidad en Siria», resalta Nadim Houry, subdirector para Medio Oriente de Human Rights Watch, tras señalar que «casi todos los detenidos que aparecen en estas fotografías eran el hijo, marido, padre o amigo querido de alguien, a quienes sus amigos y familiares pasaron meses o años buscándolos».
«Human Rights Watch encontró y entrevistó a 33 familiares y amigos de 27 víctimas cuyos casos fueron verificados por los investigadores; 37 ex detenidos que vieron morir a personas durante su detención, y cuatro desertores que trabajaban en centros de detención del gobierno de Siria u hospitales militares donde fueron tomadas la mayoría de las fotos», explica la organización en un comunicado difundido hoy.
Con imágenes de satélite y técnicas de geolocalización, HRW confirmó que algunas de las fotografías fueron tomadas en el patio del Hospital Militar 601 de Mezze. Entre las víctimas identificadas figura Ahmad al-Musalmani, un niño de 14 años arrestado en 2012 cuando volvía en autobús a Siria desde el Líbano para asistir al funeral de su madre. Un agente en un puesto de control requisó los teléfonos de los pasajeros y encontró una canción contra Assad en el de Ahmad.
El tío de Ahmad, Dahi al-Musalmani, que fue juez durante 20 años antes de huir del país en marzo de 2013, averiguó que era probable que Ahmad se encontrase bajo la custodia del Departamento de Inteligencia de las Fuerzas Aéreas, y pagó más de 14.000 dólares en sobornos para tratar de garantizar su liberación, pero sin éxito. Tuvo que huir a Jordania después de que miembros de su familia le avisaran de que había una orden de arresto contra él.
También el resto de familias o familiares entrevistados dijeron que habían pasado meses o años tratando de conseguir información sobre el paradero de sus seres queridos, en algunos casos llegando a pagar grandes cantidades de dinero a intermediarios empleados en varias agencias de gubernamentales o de seguridad. Sólo dos llegaron a recibir finalmente los certificados de defunción que decían que el fallecido había muerto de un paro cardiaco o una insuficiencia respiratoria. Ninguno recibió el cuerpo de sus familiares para enterrarlo, señala la ONG.
Un equipo de patólogos forenses de Physicians for Human Rights, que analizaron las fotos, encontraron evidencias de varios tipos de tortura, inanición, asfixia, traumatismo violento y, en un caso, una herida de bala en la cabeza.
Exdetenidos que estuvieron encerrados en los mismos lugares que la mayoría de las víctimas de César aseguraron a Human Rights Watch que los guardias los tenían en celdas severamente hacinadas con escasa circulación del aire, apenas comían y a menudo les denegaron la oportunidad de lavarse. Las enfermedades de la piel y otras infecciones proliferaron, pero a los detenidos se les negó atención médica adecuada. «No tenemos ninguna duda de que las personas que aparecen en las fotos de César pasaron hambre y que fueron golpeadas y torturadas de manera sistemática y a gran escala», señaló Houry. «Estas fotos sólo representan una fración de las personas que han muerto mientras se encontraban bajo custodia del gobierno sirio. Miles más están sufriendo la misma suerte».
La ONG insta a Rusia e Irán, firmes defensores de Al Assad, y a los países que participan en posibles negociaciones de paz para Siria que conviertan a los miles de detenidos por el régimen en una prioridad y pidan al Gobierno sirio el acceso de observadores internacionales a los centros de detención. «Aquellos que buscan la paz en Siria deberían asegurarse de que esos crímenes cesan y que las personas que supervisaron este sistema rinden cuentas por lo que hicieron», afirmó Houry.