Por la playa de Yabucoa, en el Sureste de Puerto Rico, desembarcó María en la isla. Fue el atardecer del 20 de septiembre del año pasado. Era un huracán de categoría 4, con vientos de más de 250 kilómetros por hora. Se registraron tres tornados en la zona. María arrasó todo lo que encontró a su paso, incluso estructuras de hormigón, como esta casa en la primera línea de playa..
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José Morales vive en lo que queda de su casa, en la primera línea de playa de Yabucoa. Sin luz y sin agua, este antiguo pescador, ahora ciego, no tiene otro sitio a dónde ir. Se resigna a llevar seis meses sin electricidad: «Es cosa de los gobernantes, ¿qué se puede hacer?. Nosotros los pobres no podemos hacer nada»..
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Un operario de la gasolinera en el centro de Yabucoa llena bidones para un vecino. En esta localidad, el 75% de sus 37.000 habitantes siguen sin electricidad seis meses después del huracán. Los generadores -que aquí llaman ‘plantitas’- son el modo de tener el mínimo suministro de luz para las necesidades más básicas. Pero su coste es muy alto: entre 300 y 400 dólares al mes solo por usarlo una ocho horas al día para conservar alimentos..
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Algunos en Yabucoa, como Roselyn Díaz, ni siquiera tienen generador. La ayuda para arreglar su techo -que comparte con un niño de diez años con síndrome de Down a su cargo- sí ha llegado. «Pensaba que vendría más rápido la luz», dice. «Solo puedo dar gracias a Dios de que una está viva y ‘palante’»..
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Ramona Ramos tiene generador, que utiliza unas pocas horas al día para poder conservar alimentos. Pero buena parte de la casa en la que vive sigue con el toldo azul de las situaciones de emergencia. Está en la casa de su padre, que comparte con más familiares. «Mi casa se fue completa», explica..
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Jorge Carrasquillo es un ‘encamado’, como aquí llaman a la gente postrada en la cama. Sufrió un accidente en su juventud que le dejó inválido. En casa de su madre, como en el resto del barrio, no hay electricidad. Se alivia del calor con dos ventiladores que le apuntan a la cara, prendidos con un generador..
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El centro de deportes de Yabucoa sigue en estado ruinoso. El 90% de las instalaciones municipales de la localidad quedaron destrozadas. El ayuntamiento sigue en un espacio temporal, una casa alquilada..
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Varias grúas trabajan para recuperar el tendido eléctrico en las proximidades de Arecibo en la costa Norte de la isla. Incluso en zonas como esta en la que se ha recuperado el suministro, la infraestructura es endeble y los apagones, también en la capital, San Juan, son habituales..
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El poder destructor del huracán se sintió con mucha fuerza en el interior de la isla. En el sector de Caonillas, en Utuado, la región más montañosa de Puerto Rico, arrancó de cuajo casas como esta..
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Aunque la huella del huracán no ha desaparecido, los grandes destrozos se han limpiado. Quedan recuerdos de la violencia de María como este: una cubierta de hormigón que el viento tumbó contra tres coches en el sector Don Alonso, en Utuado..
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El huracán dejó un número todavía no determinado de víctimas, trituró viviendas y destrozó las infraestructuras de Puerto Rico. Pero también acabó con la forma de vida de muchos. Es el caso de Luis Alberto Heredia, un pequeño agricultor al que María devastó su plantación de café y banana. Ahora ni siquiera le llegan suministros de semilla de café para volver a plantar y calcula que tardará cuatro o cinco años en que su campo produzca como antes. Y con el riesgo de que vuelva otro huracán. «Estamos desesperados», dice..
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«Aquí el 90% somos agricultores», dice Gabino Heredia sobre sus vecinos en las lomas altas de Utuado, cuyos campos fueron barridos por el huracán. En estas áreas, hubo gente incomunicada por completo durante semanas tras la llegada de María..
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Jesús Ortiz lava los cacharros de su familia en un caño del que brota agua de un manantial. Precisamente, la falta de agua en las casas (se bombea con un sistema eléctrico) es lo que peor lleva este chico a punto de terminar el instituto en Utuado. «Es una enseñanza también, nos ha unido mucho a la familia», dice sobre los seis meses de penurias tras el huracán..