«Hong Kong seguirá protestando para presionar a China en el G-20»
Entrevista a Joshua Wong, el activista más joven y combativo de la excolonia británica, que anuncia nuevas movilizaciones por la retirada total de la ley de extradición

Salió de la cárcel el lunes de la semana pasada y el viernes ya dirigía a miles de jóvenes hacia la comisaría central de Hong Kong, que cercaron durante 16 horas para reclamar la anulación de la suspendida ley de extradición a China. A cuatro meses de cumplir los 21 años, Joshua Wong , el activista más precoz y popular de la ciudad, vuelve igual de combativo que cuando tumbó la Ley de Educación Nacional en 2012 o cuando lideró la «Revuelta de los Paraguas» hace un lustro. En una semana crucial para el presidente chino Xi Jinping, quien se reúne con Trump en la cumbre del G-20 en Japón, Wong anuncia nuevas protestas en esta entrevista con ABC.
- Las manifestaciones de las últimas semanas, las mayores de Hong Kong, han conseguido suspender la polémica ley de extradición a China, pero no anularla. ¿Qué van a hacer ahora?
- Antes de la cumbre del G-20, la gente de Hong Kong va a salir a la calle otra vez para presionar al presidente Xi Jinping. Aunque la legislación es un asunto interno, sabemos que la retirada de la ley de extradición depende de sus órdenes, ya que la jefa ejecutiva del Gobierno local, Carrie Lam, ha sido nombrada por Pekín. Este miércoles hay una concentración en el Distrito Central. El jueves, viernes y sábado habrá más protestas, y puede que también cercos a edificios oficiales como el Departamento de Justicia. Y el lunes, 1 de julio, tendremos una gran manifestación por el 22º aniversario de la devolución de Hong Kong a China por parte del Reino Unido.
- ¿No se corre el riesgo de agotar a la gente?
- La gente está cansada. Eso es seguro. Cuando acudes a una manifestación y estás diez horas en la calle, te agotas por muy comprometido que estés. Por eso este miércoles habrá una concentración, no una marcha. Pero el lunes se cumplen 22 años de la devolución y de nuevo habrá cientos de miles de personas, o incluso un millón, en las calles. El momento es muy claro. Tenemos que presionar antes del G-20 porque acudirán el presidente Xi Jinping y otros líderes occidentales y pueden hablar de lo que está ocurriendo en Hong Kong, donde la Policía jamás había disparado pelotas de goma hasta el 12 de junio.
- ¿Cree que Trump, enfrentado a Xi por la guerra comercial entre EE.UU. y China, sacará a relucir la crisis de Hong Kong?
- Espero que Trump aborde el problema porque Pompeo ha anunciado que se lo mencionaría a Xi Jinping. Pero, con independencia de lo que digan EE.UU., Alemania o el Reino Unido, lo importante es que tengan una aproximación más activa a lo que está ocurriendo en Hong Kong. Creo que, entre el caos de la guerra comercial, Carrie Lam anunciará la retirada de la ley de extradición. Aunque la suspensión temporal no es efectiva, al menos ha sido un logro.
- ¿Qué ha pasado en Hong Kong para que tanta gente rechace este proyecto de ley?
- Hace solo dos meses, nadie creía que dos millones de personas pudieran echarse a las calles. Pero ha ocurrido porque esta ley de extradición afecta al sistema fundamental de Hong Kong, que se basa en el imperio de la ley, la independencia judicial y las libertades que tenemos. Que un ciudadano de Hong Kong pueda ser extraditado a China, donde no se le garantiza un juicio justo, es el límite que nadie está dispuesto a aceptar. Las elecciones libres son algo que esperamos conseguir en el futuro, pero al menos disfrutamos de ciertos niveles de libertad, incluso aunque se haya descalificado a los diputados o no se permita a alguien concurrir a los comicios legislativos. La extradición puede afectar a cualquiera; no solo a los residentes de Hong Kong, sino también a los extranjeros que visiten la ciudad o incluso pasen por su aeropuerto. Este proyecto de ley ha tocado el límite de la gente de Hong Kong y, además, la violencia policial ha sido totalmente absurda.
- Las autoridades dicen que la extradición sería solo para delitos violentos, como crímenes o violaciones, y que serían supervisadas por los tribunales de Hong Kong.
- Las extradiciones no serían controladas por el Tribunal Supremo, sino por los jueces de distrito, que comprobarían las pruebas aportadas por la Fiscalía o los gobiernos extranjeros. Pero los fiscales de Pekín pueden fabricar pruebas fácilmente. Además, los disidentes en China siempre son acusados por delitos no relacionados con asuntos políticos.
- Usted podría ser un objetivo…
- Por eso nos oponemos, porque no podemos garantizar nuestra seguridad.

- ¿No tiene miedo a ser secuestrado y llevado a China, como los libreros críticos con el régimen que desaparecieron y luego salieron en la televisión estatal «confesando» sus crímenes?
- Nadie puede garantizar su propia seguridad viviendo en Hong Kong.
- ¿Qué ha aprendido de la «Revuelta de los Paraguas» en 2014, que fracasó en sus demandas de sufragio universal pero ha sentado las bases de estas protestas?
- Ahora el movimiento es más autónomo, orgánico y sin líderes. Por supuesto yo concedo entrevistas a medios extranjeros, pero las acciones que se llevan a cabo no las anuncia nadie. Parece como un sistema de inteligencia artificial, como demuestra el lema de Bruce Lee en las protestas: «Be water» («Sé agua»). La gente decide los pasos a seguir a través de foros en internet y Telegram, incluso acordando los plazos al Gobierno para que responda. Las acciones no son anunciadas por políticos, sino por los ciudadanos en internet. Es un nuevo modo de demostrar el poder de la gente.
- Sin líderes, ¿no hay riesgo de violencia?
- Desde luego. Con o sin líderes, siempre hay ese riesgo. Pero los manifestantes saben que necesitan el apoyo de la mayoría silenciosa. Así ocurrió el viernes, cuando la protesta ocupó la avenida frente al Gobierno y cercó la comisaría central. Algunos tuvieron la idea de ocupar la comisaría, pero allí dentro hay armas. Confío en que la gente sea consciente de los límites y haya aprendido la lección del «Movimiento de los Paraguas».
- ¿Cómo ve Hong Kong en 2047, cuando termine el modelo de «un país, dos sistemas»?
- El futuro debe decidirlo la gente de Hong Kong, no el Gobierno de Pekín. Por eso nos hemos unido a las movilizaciones y pedimos la autodeterminación. No buscamos la independencia, pero queremos que la gente de Hong Kong decida su modo de vida.
- Si no lo consigue, ¿emigrará, como me han dicho otros muchos jóvenes que temen perder su libertad?
- Espero poder vivir en mi ciudad, el lugar donde nací, vivo y al que amo. Si tuviera que emigrar, no tengo dinero en absoluto. ¿Cómo puedo vivir en otro país? Antes de la transferencia de soberanía, muchos profesionales de clase media emigraron a otros países en los 90. Pero ahora, con la falta de ascensor social, incluso aunque quieras emigrar, no puedes.
- En China dicen que usted recibe mucha ayuda de Estados Unidos.
- Siempre dicen que me han dado becas en Harvard, pero ahora estudio en la Universidad Abierta de Hong Kong. Y también dicen que me han entrenado la CIA o los Marines, pero eso es un chiste. Por supuesto que tenemos redes en otros países con los que compartimos valores, pero es no significa que estemos bajo su control.
- ¿Cuáles son los mayores problemas de Hong Kong?
- La falta de ascensor social, las dificultades con la vivienda, los bajos ingresos, la desigual distribución de la riqueza... Pero lo más importante es cómo se está erosionando el carácter único de Hong Kong. Líderes provinciales de China aseguran que en el futuro no habrá hongkoneses, sino gente de la Gran Bahía – la zona que unirá a la ciudad con Macao y las megalópolis vecinas, como Cantón (Guangzhou) y Shenzhen –.
- ¿Acabará enterrada la ley de extradición, como la de seguridad nacional en 2003 y la de educación patriótica en 2012 ?
- Dos millones de personas se unieron a la manifestación del 16 de junio y hubo una encuesta cuatro días después de la Universidad China de Hong Kong, donde el 74 por ciento pidió la retirada total del proyecto de ley. Ese es el consenso en Hong Kong.