Dos hombres contra Merkel

Sigmar Gabriel y Martin Schulz aspiran a la candidatura del partido socialdemócrata a la cancillería de Alemania

Martin Schulz, en una imagen de archivo Reuters

ROSALÍA SÁNCHEZ

Con el anuncio del regreso de Martin Schulz a la política nacional alemana, han comenzado a sonar los tambores de guerra en la sede del Partido Socialdemócrata (SPD). Su actual presidente, además de vicecanciller y ministro de Economía en la gran coalición de Berlín, Sigmar Gabriel , es el hombre que más tiempo lleva al frente del partido desde los años de Willy Brandt y quien controla hasta el último resorte de su maquinaria interna. Para colmar su ambición solo le falta llegar a la cancillería y estos últimos cuatro años en el gobierno le han proporcionado una experiencia inestimable, se conoce al dedillo los procesos legislativos en marcha junto con todo su aparataje político y técnico. Solo su pobre carisma supone un serio obstáculo. Con Schulz de vuelta en Berlín, un 64% de los socialdemócratas desean que sea él el candidato contra Merkel, mientras que solo un 27% apoya la candidatura del segundo.

La disputa entre ambos podría dar lugar a una batalla interna en el congreso que el SPD celebrará en enero y del que saldrá el candidato a las elecciones de 2017, pero en la directiva del partido aseguran que «no habrá tal guerra» y que «hay trazado un plan cuyos primeros pasos ya se han puesto en marcha».

Esos primeros pasos habrían sido colocar al todavía ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier , en la Presidencia de la República a partir de 2017, con lo que un político prestigioso que hubiese podido aspirar a la candidatura queda fuera de la ecuación. Un segundo paso habría sido el aterrizaje de Schulz, posiblemente el único socialdemócrata con potencial y suficiente distancia como para plantarle batalla electoral a Merkel, que llega inicialmente para ocupar la vacante en Exteriores. Y hay quienes creen ver otro paso más en el hecho de que Gabriel se haya encargado personalmente de incluir en la disputa al alcalde de Hamburgo, Olaf Scholz, porque recuerda a la cruel jugada de Gabriel en las elecciones de 2013. Pudiendo haber optado por Steinmeier, el partido lanzó entonces contra Merkel al más débil Peer Steinbruck, que después de partirse la cara en una dura campaña de perdedor cantado se esfumó para dejar al presidente del partido todo el poder y los cargos en la gran coalición de gobierno.

El caso es que hay un dato que sugiere que, efectivamente, no hay tal lucha fratricida y que el congreso de enero, en el que las bases esperan decidir, será poco más que un teatro al que el candidato llegue ya con todo pactado de antemano. La presidenta de Renania-Norte Westfalia, Hannelore Kraft, ha reconocido que «sí, yo conozco el plan y sé quién va a ser el candidato, pero sobre eso no voy a decir por ahora ni una sola palabra». Fuentes del SPD sugieren que Kraft podría haber dado el visto bueno a una directiva bicefálica en la que Schulz aportaría los votos y Gabriel el control. «El PSOE que salió de Suresnes, con Felipe y Rubalcaba, fue una fórmula de éxito que duró mucho tiempo», sugieren fuentes del SPD, «¿por qué no iba a funcionar en Alemania?».

Nueva secretaria general

De momento, Gabriel se ha procurado una nueva secretaria general que tiene contento a todo el mundo, Katarina Barley, y ha trasladado a su hombre de confianza y portavoz en el Ministerio de Economía de vuelta a la sede central del partido, la Casa Willy Brandt , además de dejarse hacer fotos por el popular Bild Zeitung en su casa y mientras ayuda a su hija Marie, de cuatro años, a colocar la pegatina correcta en un cuadernillo de princesas. «Sí a veces me gustaría que estuviese aquí para subir la compra, o cuando la niña está cansada y llora por cualquier cosa», comentaba en el mismo reportaje su mujer, Anke, que tiene 39 años y ejerce como dentista, «pero creo que ese sentimiento lo tiene cualquier madre de vez en cuando». Anta la posibilidad de que Gabriel decida presentarse como candidato a la Cancillería alemana contra Merkel, Anke reacciona con sincera despreocupación: «Bueno, actualmente trabaja ya 16 horas al día, así que para nosotras dos la vida seguiría como hasta ahora».

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