Hollande luchará para salvar su orgullo
El presidente no tiene planes de futuro conocidos más allá de tomarse un descanso y participar en algún acto de la campaña socialista a las presidenciales
El primer desafío y proyecto político de François Hollande, tras la renuncia a su candidatura a la próxima elección presidencial, es salir vivo de un calvario que él mismo había previsto «humillante». En un libro de confesiones periodísticas, publicado hace dos meses, Hollande dejaba creer que sería candidato a su propia sucesión, por esta trágica razón: «Renunciar sería una humillación. Estoy orgulloso del camino recorrido. Renunciar sería reconocer que he fracasado».
Durante los próximos dos meses, Hollande será un espectador más o menos activo de la campaña de las elecciones primarias socialistas, apuñalado de cara o por la espalda por un rosario de exministros y enemigos políticos. Se prevé que, llegado el momento, Hollande anuncie su preferencia por algún candidato. Con la excepción de Manuel Valls –que se ha limitado a clavar la cruz del «hombre de Estado» en el ataúd todavía frío del presidente saliente–, el resto de los aspirantes a la presidencia llevan meses y años diciendo horrores de Hollande.
Cuando el PS termine eligiendo a su candidato a la jefatura de estado, es previsible que Hollande participe de alguna manera en una campaña que se anuncia patética .
Tras la elección del nuevo presidente de Francia, entre finales de abril y primeros de mayo, Hollande comenzará por tomarse un merecido descanso , sin otros proyectos conocidos que intentar salvar lo que salvarse pueda de una gestión de gobierno que no ha sido apoyada por ninguna personalidad política relevante.
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