El hijo de Trudeau, de tres años, protagonizó la agenda social

En la pasarela de los consortes de los jefes de Estado y gobierno del G20, que disfrutaron ayer de un programa en exclusiva mientras transcurrían las negociaciones, surgió una indiscutible estrella que terminó eclipsando a las demás. Se trataba de Hadrien , el asistente más joven a la cumbre, el hijo de tres años del primer ministro canadiense, Justin Trudeau , que cansado de tanto ramo de flores y tanto paseo en barco, fue pasando de unos brazos a otros de las primeras damas. Incluso el marido de Merkel, Joachin Sauer , que tiene bastante mili con sus nietos, se prestó a entretener al pequeño y estuvo dibujando con él quién sabe qué garabatos en un papel, dando la impresión de que el G20, al menos en los asuntos domésticos, se comporta como una gran familia.

El programa para consortes comenzó con un paseo en a bordo del «Diplomat» por el río Elba al que asistieron Brigitte Macron y Sophie Grégoire Trudeau, junto a Juliana Awada, la mujer del presidente de Argentina. «¿Dónde está Melania?», preguntó Briggitte después de zarpar el barco y comprobar que la primera dama estadounidense no estaba a bordo. Los organizadores alemanes explicaron que, lamentablemente, no había podido salir del hotel por un problema de seguridad. Melania Trump se quedó sin paseo por el Elba por culpa del Bloque Negro .

Sí que pudo asistir, un par de horas más tarde, a una presentación científica sobre los efectos del cambio climático y a la comida, en la que el marido de Merkel pidió situarse junto a Philip May, esposo de la primera ministra británica, Theresa May , al que saludó felicitándose por poder disfrutar de un poco de compañía masculina. Sauer se prestó además como guía turístico durante los traslados, explicando detalles sobre la ciudad de Hamburgo de forma espontánea y respondiendo a las muchas preguntas al respecto de Thobeka Madiba Zuma, consorte del presidente sudafricano Jacob Zuma.

Esposas y esposos de los líderes mundiales tuvieron que encajar varios cambios de programa debidos a las exigencias de la seguridad. A causa de la violencia de las protestas en las calles de Hamburgo fueron modificados los itinerarios de los traslados y la sede de alguna de las actividades, pero todos aceptaron los cambios con paciencia y buen humor hasta llegar el concierto en la gran sala de conciertos Elbfilharmonie, donde entre otras piezas musicales escucharon el Himno de Europa.