Histórico gesto en Italia
La hija de un alcalde fascista abraza al partisano que mató a su padre
El viejo comunista, de 94 años, y la hija del alcalde fascista, firman la paz después de 72 años: «Superar las barreras del odio es posible. Sirva de ejemplo nuestro gesto para los jóvenes»
Después de la guerra, pasaron 72 años de odios y rencores, pero al final con coraje ha llegado un histórico abrazo de paz entre la hija de un alcalde fascista y un partisano, viejo comunista de 94 años, que mató a su padre.
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Valentino Bertoloso, cuyo nombre de batalla era «Teppa», realizó una empresa que forma parte de las páginas negras de la posguerra. En 1945, con la Segunda Guerra Mundial acabada, los partisanos de la Brigada Garibaldi entraron en la cárcel de Schio, pueblo de 39.000 habitantes de la provincia de Vicenza, norte de Italia, y capturaron a todos los detenidos: fascistas y presos comunes, hijas de fascistas encerradas como rehenes, amas de casa… Hicieron una masacre, asesinando 54 personas, entre los 18 y 74 años. Entre ellas estaba Giulio Vescovi, de 35 años, que era el «podestá» de Schio (durante la época fascista, entre 1926 y 1945, el «podestà» era el jefe del gobierno de una ciudad). Uno de los ejecutores materiales del asesinato fue Valentino Bertoloso, el «Teppa», quien fue también combatiente en Rusia.
Guerra interminable
Después de la matanza, y durante decenios, se han sucedido en la ciudad de Schio injurias, odios e ilaciones venenosas. Con ánimo de poner fin a una guerra interminable, se llegó a firmar incluso el «Pacto de la Concordia» en el ayuntamiento de Schio, en el 2005. Pero lo que continuaba a reinar en la ciudad era la discordia y el rencor, como se reflejó en el verano pasado, cuando a Schio llegó la noticia de que al «Teppa» le habían concedido la Medalla de la Liberación, asignada por el Ministerio de Defensa por sus méritos adquiridos durante la Resistencia. Este alto reconocimiento para el «Teppa» había sido promovido por la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI), una medida que fue contestada por el alcalde de Schio, Valter Orsi, de centro derecha, y finalmente revocada por el ministerio. Todo ello en medio de un nuevo ciclo de acusaciones recíprocas entre familias.
En este resurgir de una nueva guerra de odios, Anna Vescovi, que muy niña llegó en tiempo de ver a su padre herido de muerte, decidió poner punto final y alcanzar la paz: «Sentí resonar en mi interior las palabras del Salmo: Misericordia y verdad se encontrarán, justicia y paz se besarán. Me dije: Basta. Y decidí escribir al “Teppa”», ha contado Ana Vescovi, hoy con 74 años, psicoterapeuta.
Final de la guerra con intercambio de cartas
Después de una guerra sangrienta en Italia, han tenido que pasar decenios para que llegara un simbólico abrazo de paz. Lo buscó con ahínco la hija del «podestà», Anna Vescovi, quien escribió en octubre una carta a Valentino Bertoloso, el «Teppa», manifestándole «el deseo de conocerlo personalmente»: «Un gesto que quizás le sorprenderá y podría parecerle incomprensible. He reflexionado mucho y he comprendido que nuestras vidas, la mía y la suya, están ligadas inexorablemente por los mismos hechos. Nos une el mismo dolor que por aspectos diversos ha hecho continuamente de fondo al transcurrir de nuestra existencia», escribió en su carta la hija del «podestà», Anna Vescovi. «Cuando abrí el sobre y leí “Caro Valentino”, sentí desaparecer una piedra que he llevado en el corazón durante mucho tiempo. Y me puse de inmediato a responderle», ha recordado el «Teppa».
En efecto, Valentino Bertoloso le mandó una sentida carta: «A distancia de muchos años me parece una señal positiva poder declarar por fin el final de la guerra, al menos entre las dos familias que, aunque tardíamente, han logrado superar las consecuencias bastante dolorosas de una guerra infame que esperemos no se repita nunca jamás por el bien de todos, de la paz y la serenidad de los corazones. Le agradezco que haya tenido la fuerza y el coraje de dirigirse a quien le ha quitado el padre».
Abrazo entre lágrimas
Después de este intercambio de cartas, ambos decidieron tener un encuentro personal en Schio. El «Teppa» recibió con un abrazo en su casa a Anna Vescovi a cuyo padre había asesinado hace 72 años. Decidieron hacer pública la paz, haciendo de garante al obispo de la diócesis de Vicenza, Beniamino Pizziol, en cuya presencia firmaron la paz en un documento en la sede arzobispal.
El viejo comunista, primogénito de una familia obrera con 11 hijos, abrazó entre lágrimas a Anna Vescovi, haciendo esta reflexión: «Espero que nuestro gesto de reconciliación sirva para las generaciones futuras y de que los jóvenes se den cuenta de la inutilidad y crueldad de una guerra», manifestó el «Teppa». Su rostro se le iluminó cuando Anna aseguró: «No sé cómo, pero en esta historia hay un Algo, un más allá que nos guía a ambos».
Mientras los dos charlaban de sus cosas, como dos amigos de vieja data, les llegaron las palabras de Danilo Andriollo, presidente de la Asociación Nacional de Partisanos de Vicenza, aplaudiendo esta reconciliación: « Anna y Valentino son la esperanza en carne y hueso gracias a los cuales, llegando de un pasado cruel, nos indican a todos un futuro de paz».