Guaidó quiere arrebatar al chavismo Telesur, el principal órgano de propaganda del régimen

La Asamblea Nacional creó una Comisión para la reestructuración de Telesur que permitirá «recuperar la señal y colocarla al servicio de la democracia»

Ymarú Rojas y Ludmila Vinogradoff

Una vez más el bloque opositor tuvo que realizar la sesión fuera del Parlamento por la militarización y el ataque violento de los colectivos. Con un quorum de 92 diputados, Juan Guaidó encabezó el acto legislativo, que buscaba homenajear a los maestros venezolanos en su día, pero que tuvo que iniciar cargando contra la emboscada ruin del régimen chavista. El anfiteatro de El Hatillo, al este de Caracas, fue el lugar escogido para legislar. Guaidó aseguró que quienes secuestraron la Asamblea fueron «paramilitares» que desvelaron aún más cómo funciona la dictadura de Maduro.

Mientras los colectivos asediaban a la oposición y a la prensa, Diosdado Cabello, presidía una sesión de la Asamblea Nacional Constituyente en el hemiciclo de debates. Desde ahí defendió la actuación de los atacantes y aseguró que los colectivos son los «protectores» del Parlamento ante las «amenazas» de los diputados liderados por Guaidó. «Me siento orgulloso porque esto es un colectivo, un colectivo de defensores de estos espacios de la revolución bolivariana (...) Esa gente está loca. Esa gente amenaza (...) Ustedes saben que si nos hubiera tocado defender esta Asamblea lo íbamos a hacer», dijo.

Superada la bronca, la legítima Asamblea Nacional, aprobó por unanimidad la reestructuración de Telesur, el canal de noticias multiestatal con sede principal en Caracas, y para ello designó a los periodistas venezolanos, Larissa Patiño, y al veterano Leopoldo Castillo, para que presidan la comisión. De acuerdo con los parlamentarios venezolanos, la toma del canal fundado en la era chavista servirá para «recuperar la señal y colocarla al servicio de la democracia».

Control del Parlamento

El régimen de Nicolás Maduro había preparado con antelación la puesta en escena del bloqueo a la Asamblea Nacional para sabotearle la entrada a Juan Guaidó y a los cien diputados del bloque opositor por todos los medios represivos posibles, incluido el de atentar físicamente en su contra. El Palacio Legislativo y su periferia de dos manzanas estuvieron cercadas por varios anillos de seguridad con alrededor de 2.000 uniformados de la Guardia Nacional, la Policía Nacional y los agentes del Servicio de Inteligencia (Sebin), como una fortaleza impenetrable, reforzando el escenario de la primera vez del 5 de enero cuando impidieron la entrada de Guaidó y el enfrentamiento saldó con cuatro diputadas heridas.

Para esta vez, la arremetida de Maduro incluyó una turba de más de 150 paramilitares, conocidos como colectivos armados, que estuvieron acosando a la comitiva de Guaidó, unos a pie con palos y piedras, y otros montados en motos. Tres manzanas antes de llegar la Asamblea, la persecución de motoristas armados contra los coches del presidente interino, que trasladaban a algunos diputados, se intensificó hasta que se escucharon varios disparos al aire y otros dos que impactaron directamente contra los cristales del coche de Guaidó. Además, rompieron los parabrisas, cerraduras y espejos retrovisores de los coches. «Fueron a matar, disparaban sin saber que los vehículos están blindados», dijo la diputada Delsa Solorzano.

«Alertamos al mundo que la dictadura hoy mandó a sus grupos armados a dispararle a los diputados. ¿Creen que con esto evitarán que continuemos con la agenda? En minutos daremos información importante al país», dijo el primer vicepresidente del Parlamento Juan Pablo Guanipa al mostrar los disparos en la camioneta. «Una turba de 150 personas salieron con palos, piedras y gritando. Nos persiguieron hasta que pudimos salir de la zona por vías alternas», contó el diputado Angelo Palmeri.

Los colectivos chavistas también agredieron e intentaron robar a los periodistas y camarógrafos que cubrían la manifestación de los maestros en la Plaza Bolívar, cerca del Palacio Legislativo, en el centro de Caracas, mientras esperaban la llegada de Guaidó. Una de las periodistas, Gabriela González, fue agredida pero logró defenderse al enfrentarse a los colectivos para que no le robaran su equipo audiovisual y móvil, las piezas preferidas de los ladrones oficiales.

En la plaza, la maestra Tania Rojas explicó cómo fue el ataque que sufrieron por parte de colectivos: «nos tiraron heces fecales, nos tiraron perdigonazos cuando estábamos en la catedral, son unos malandros (maleantes) del régimen». Frustrada la comitiva regresó a la sede del partido Acción Democrática, situada en la urbanización de La Florida, donde Guaidó tomó la decisión de realizar la plenaria en el auditorio de El Hatillo, a 20 minutos de Caracas.

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