Golpe de la alianza internacional al petróleo de Estado Islámico

Los ataques de París han acelerado las urgencias de la alianza que lidera Estados Unidos por acabar con el grupo yihadista Estado Islámico (EI) . Los miles de bombardeos del primer año no han servido para frenar la expansión de unos yihadistas que además de defender las fronteras del califato se han convertido en una amenaza global tras lo ocurrido en el Sinaí con el avión ruso y la operación de ‘yihad urbana’ en la capital francesa. La cumbre de los líderes del G-20 celebrada en Antalya intentó dar con medidas complementarias a los bombardeos y apuntó a la necesidad de cortar las vías de financiación del EI. Las palabras de los dirigentes mundiales se convirtieron en órdenes y por primera vez desde el inicio de la ofensiva, Estados Unidos bombardeó un centenar de vehículos empleados para el transporte y venta ilegal de petróleo . Hasta ahora se habían atacado pozos y camiones empleados por el EI, pero nunca en una ataque de esta envergadura que se convierte en el estreno de la bautizada como Operación Tidal Wave (maremoto) , según el diario «The New York Times». Este mismo nombre fue empleado en la II Guerra Mundial para la gran operación de bombardeos aéreos contra refinerías de Rumanía que empleaban los nazis.

El Mando Central de las Fuerzas Armadas de EEUU (Centcom) informó en un comunicado de « en un ataque realizado cerca de la ciudad siria de Abu Kamal , en la región de Deir Ezor, fueron destruidos 116 camiones». Cuatro aviones A-10 y dos AC-130 que EEUU tiene en una base de Turquía llevaron a cabo este ataque, de acuerdo con el diario «The New York Times», que aseguró que en esa misma zona hay unos mil vehículos dedicados a un contrabando que reporta una media de 40 millones de dólares al mes a los hombres del califa Abu Bakr Al Bagdadi . Se trata de una estimación ya que resulta imposible saber la cantidad real que obtienen los islamistas.

Expertos en energía citados por «The Financial Times» (FT) elevaron en septiembre de 2014 a 80.000 el número de barriles que coloca el EI diariamente en el mercado negro a través de las rutas de la montaña y el desierto con dirección al Kurdistán iraquí, Turquía, Irán y Jordania. FT destacaba que el grupo controla seis de los diez campos petrolíferos de Siria, incluida la gran planta de Omar, y cuatro pequeños campos en el lado iraquí de la frontera, entre ellos Ajeel y Hamreen.

La comercialización del petróleo es una de las mayores fuentes de financiación de unos yihadistas que también cuentan con la extorsión, los secuestros de ciudadanos locales y extranjeros, el robo de bancos o el tráfico ilegal de obras de arte extraídas en excavaciones arqueológicas o museos. Las autoridades islamistas recaudan además tasas por la electricidad y el agua, aunque el servicio sea muy deficiente, han prohibido el alcohol y el tabaco y hacen redadas de forma periódica para quemar los cigarrillos que encuentran en lugares públicos e imponer severas multas económicas o directamente aplican el castigo físico.

Poco antes del discurso del presidente francés Francoise Hollande llamando a la «destrucción» del EI, que recordó al de George Bush tras el atentado de las torres gemelas en 2001, el presidente estadounidense, Barack Obama, recordó al final del G-20 que «no estamos ante un clásico enemigo militar» y por ello apostó por intentar «cambiar las dinámicas que han permitido el auge» del EI como arma más efectiva. Francia quiere “destruir” al EI, según Hollande, y para ello «intensificará» las operaciones aéreas. Sus primeros objetivos estuvieron en Raqqa capital de la provincia siria del califato en la que tanto la alianza como Rusia y el régimen sirio ya han bombardeado en numerosas ocasiones.