La gira desesperada de May no ablanda a los europeos

Juncker reitera que puede haber interpretaciones pero el acuerdo no se toca

REUTERS

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De La Haya a Berlin y de allí a Bruselas. Theresa May decidió recorrer Europa en busca del apoyo de sus todavía socios comunitarios en busca de concesiones que le permitan convencer a los diputados de su propio partido para que aprueben el acuerdo de retirada que ella ha pactado. El problema es que todo lo que obtuvo son buenas palabras junto a la reiteración de que no hay nada que negociar en lo esencial y que el acuerdo aprobado en la cumbre del pasado 25 de noviembre no se puede tocar. Las desesperadas gestiones de última hora de la primera ministra británica probablemente no servirán de mucho, salvo para darle un poco más de tiempo antes de llegar al momento fatídico en el que todo puede saltar por los aires. A Theresa May no le preocupa ya el Brexit , que es algo que está empeñada en llevar a cabo aunque sabe pertinentemente que tendrá malas consecuencias para su país, sino evitar que se produzca una salida descontrolada y, sobre todo, salvar a su gobierno, cuyo futuro depende de que consiga la aprobación del acuerdo de retirada. Es como si en un caso de divorcio el miembro de la pareja que se quiere separar pidiese el apoyo para pasar el trago al cónyuge que no quería la ruptura.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se mostró a la vez firme pero comprensivo en su discurso de ayer ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. « No hay margen en absoluto para renegociar » el acuerdo de retirada ya cerrado, «pero hay margen si se usa inteligentemente para dar mayores aclaraciones e interpretaciones». En una formulación diferente, pero igualmente clara, reiteró: «no vamos a reabrir el acuerdo de retirada, eso no va a pasar. Todo el mundo debe saber que el acuerdo de salida no va a ser reabierto».

La primera ministra no hizo declaraciones ni en La Haya, ni en Berlin ni en Bruselas, donde recibió idéntico mensaje de Mark Rute, Angela Merkel y Donald Tusk. Sin embargo, su secretario de Estado para el Brexit, Martin Callanan, que asistía en la capital comunitaria a la reunión preparatoria de la cumbre de este jueves, dijo que la primera ministra pretende a obtener de sus socios comunitarios « garantías legalmente vinculantes » de que Reino Unido no quedará «atrapado» en la unión aduanera con la UE por el mecanismo de salvaguardia que debe aplicarse entre la provincia de Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. Ese mecanismo se ha previsto para evitar que haya que levantar una frontera física con la República de Irlanda en caso de que Londres adopte una política comercial incompatible con las reglas del mercado único.

El secretario de Estado español de Asuntos Europeos, Luis Marco Aguiriano, asistía a la misma reunión, de la que informó con cierto retintín recordando lo que sucedió en la nterior cumbre, cuando los británicos estuvieron en la posición opuesta e intentaban hacer trampas con la validez jurídica de las garantíasque reclamaba España sobre el futuro de Gibratar. Pero como todos los demás, insistió que a pesar de todo «España mantiene una posición constructiva».

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