Francisco de Andrés
Oriente Próximo pide pan
Hace ocho años los árabes se levantaron en las calles para pedir libertad. Hoy se contentan con pedir que bajen los precios
Hay dos niveles de comprensión en Oriente Próximo. Por un lado está el geoestratégico, en el que –como apunta con acierto la BBC– juegan dos equipos, el de «Trump», compuesto por Israel, Egipto y Arabia Saudí en cabeza, y el de «Irán», al que acompañan entre otros Irak y un Líbano atenazado por el movimiento chií Hizbolá. Y en otra dimensión se mueve el mundo real, el de la calle que arde desde hace meses en protestas en muchas capitales de la región. Las revueltas han provocado hasta ahora la caída de dos jefes de gobierno árabes –los de Líbano e Irak– y no pocos analistas establecen ya paralelismos con la ola de protestas de la Primavera Árabe de 2011. Lo que ocurre es que, hace ocho años, muchos pueblos árabes se levantaron para pedir libertad. Hoy se contentan con pedir pan.
Solo se salvan por eso de las protestas los países más ricos de la región, en particular las monarquías del Golfo. Un refrán oriental dice que a los árabes se les domina hartándoles de comer, y a los persas (los iraníes) matándoles de hambre. En el primer caso el proverbio se cumple: la riqueza sumada a la dura represión del régimen saudí hace que muy pocos se atrevan a pedir en las calles de Riad o Yedah más libertad y derechos humanos. Los que lo han hecho están encarcelados, huidos, y en algunos casos, de dominio público, descuartizados para servir de escarmiento.
No se cumple, en cambio, el proverbio, en el país de los persas. El régimen fundamentalista de Teherán quiere jugar en la Liga de las grandes potencias con su programa nuclear, pero solo está provocando reacciones adversas, un bloqueo económico y diplomático, y en último término el desabastecimiento y hambre, no pretendidas, del pueblo. Las revueltas se encendieron con la chispa de la subida del precio de la gasolina, pese a ser productor de petróleo, y la represión ha superado los 200 muertos. Desgraciadamente, y a diferencia de lo que ocurre en Irak, en el Líbano o en Egipto, donde existen alternativas al actual règimen, en Irán solo cabe esperar más dolor y represión dado el control férreo del jomeinismo desde 1979...a menos que despierte el Ejército.
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