Francisco de Andrés

Evangélicos en Tierra Santa

Sheldon Adelson, a la izquierda, en el anuncio de Trump en la Casa Blanca REUTERS

Como político y estratega, al presidente Trump se le pueden encontrar muchas carencias. Pero hay una virtud que nadie le niega: su capacidad de agradecimiento hacia sus amigos y hacia quienes le rinden buenos servicios. El «histórico plan de paz para Oriente Próximo» anunciado en la Casa Blanca es ante todo un histórico reconocimiento personal de Donald Trump a quienes le ayudaron a encumbrarse en el poder de la superpotencia, y a los que son ahora sus más fieles colaboradores.

El entorno judío del líder republicano –que toca también a su familia a través de su yerno, Jared Kushner– es sin duda el primer beneficiario de un plan que concede al Estado de Israel el «placet» de Estados Unidos a la anexión de los asentamientos en Cisjordania. Donald Trump premia los desvelos en particular del multimillonario Sheldon Adelson, el «rey de los casinos», generoso contribuyente de su campaña en 2016, que oupaba esta semana un puesto de honor en el Ala Este de la Casa Blanca durante el anuncio del plan.

El segundo grupo beneficiado es el poderoso sector evangélico de Estados Unidos, que en 2016 votó mayoritariamente por Trump. Los evangélicos, que tienen una clara estrategia de penetración en América latina, defienden una visión particular del cristianismo en la que el Antiguo Testamento se impone en ocasiones sobre el Nuevo. Los seguidores de esa corriente creen que Dios concedió a los judíos la Tierra Santa en legítima y exclusiva posesión , y que solo cuando esa promesa se cumpla se producirá la segunda venida de Cristo. El resto del orbe cristiano, en particular la Iglesia católica, defiende en cambio la convivencia de judíos y árabes, y un estatus internacional para Jerusalén, la capital de las tres religiones monoteístas, que garantice el acceso libre y sin trabas a sus lugares sagrados.

Donald Trump, cuyas convicciones religiosas son motivo de debate, agradece a los evangélicos su apoyo electoral , y la lealtad que le muestran dos evangélicos prominentes de su Gabinete: el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado, Pompeo.

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