Francisco de Andrés
El chantaje de Erdogan
El presidente turco utiliza a sus millones de refugiados para obtener ventajas políticas y financieras de la UE
Como anda escaso de problemas y sobrado de vigor, el presidente Erdogan insiste un día y otro en que Europa debe acoger a los casi cuatro millones de refugiados de los campamentos turcos. Por las buenas o por las malas, porque así lo ha decidido el sultán. Erdogan no rehúsa reunirse con los responsables europeos, y al mismo tiempo empuja a unos cuantos miles de refugiados a que rompan las alambradas y se enfrenten a la Policía griega. Su máquina de propaganda también actúa: hoy acusa a las fuerzas de seguridad griegas de utilizar «prácticas nazis» en la represión de los asaltos fronterizos, denuncia a la Unión Europea por incumplimiento de compromisos con Ankara, e incluso ha filtrado a The New York Times –que se ha tragado el anzuelo– que Atenas tiene campos de detención secretos junto a la frontera con Turquía, donde tortura a los miles de «ilegales» que han logrado entrar en suelo europeo.
Las mentiras –«fake news por usar el palabro– son fáciles de descubrir. De entrada, el supuesto drama humanitario de los refugiados sirios que llaman a las puertas de Europa no es tal: la mayoría de los que intentan o han logrado entrar en territorio griego proceden de muchos países, tanto de Oriente Próximo como de Asia. Son jóvenes o familias con hijos impelidos a emigrar no por la guerra o la persecución política sino por la difícil situación económica de sus países de origen.
Por otro lado, el compromiso adoptado en 2016 entre la UE y Turquía sigue plenamente en vigor. Aquel año, y tras una crisis migratoria que amenazaba a todo el flanco sur de Europa, las autoridades europeas llegaron a un acuerdo con el gobierno turco para enviar una ayuda financiera de 6.000 millones de euros a cambio de que Ankara contuviera la oleada migratoria que procedía de sus fronteras. La guerra civil en Siria –que ya cumplió nueve años– es un factor apremiante, pero no hay que olvidar que Turquía ha puesto su granito de arena con su intervención en el norte de ese país para atacar a los kurdo-sirios.
Bruselas ha reiterado que el pacto con Turquía sigue en vigor y está dispuesta a revisarlo para ofrecer, si es preciso, una actualización de las cifras de ayuda. Pero Erdogan no se muerde la lengua y ha puesto sus cartas sobre la mesa: quiere además pasos concretos para la incorporación de Turquía a la UE, con una unión aduanera nueva como anticipo.
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