La Fiscalía de Bolivia emite una orden de detención contra Evo Morales

El expresidente del país, que se encuentra refugiado en Argentina, está acusado de sedición y terrorismo

Evo Morales, durante una rueda de prensa esta semana en Buenos Aires Reuters

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Es la crónica de una orden de detención anunciada. La Fiscalía de La Paz, tal y como venía anunciando el Gobierno interino de Jeanine Añez , emitió una orden de «aprehensión» contra Evo Morales por, «sedición, terrorismo y financiamiento del terrorismo» . El expresidente de Bolivia adquirió hace unos días la condición de refugiado en Buenos Aires.

Los fiscales Jhimmy Almanza y Richard Villaca comunicaron a la Policía y a los funcionarios públicos que arresten a Evo Morales y lo «conduzcan ante las oficinas de la Fiscalía». Las acusaciones se basan en unos presuntos audios de Morales donde da instrucciones al líder cocalero Faustino Yucra para que corte carreteras y bloquee los accesos a La Paz para sitiarla. El objetivo, según las grabaciones a Evo Morales, era impedir el suministro de alimentos.

Combate, combate, combate

El expresidente, en la grabación, anima a Yucra a dar «dura batalla» contra «los fascistas y racistas… Va a ser hora de combate, combate, combate», repite. «Con el pueblo alteño (de El Alto que bordea La Paz) y otros sectores, vamos a derrotarlos», asegura. La conversación, según la Fiscalía, se produjo cuando Morales se encontraba en ciudad de México, donde permaneció bajo el paraguas protector de Andrés Manuel López Obrador después de que presentará su dimisión el 10 de noviembre. El expresidente, sin el apoyo de las FF.AA. y la Policía, huyó tras conocer un informe de la Organización de Estados Americanos donde se denunciaba el pucherazo en las elecciones del 27 de octubre. La OEA denunció «graves irregularidades» en todo el proceso y el escrutinio que le dio vencedor en la primera vuelta después de un apagón informático durante el recuento. Sin explicación a la desconexión, cuando se retomó la tendencia se había revertido y Morales pasó de no alcanzar la mayoría suficiente para evitar un balotaje, a convertirse en triunfador por la mínima. La OEA advirtió, sin medias tintas, que se había producido una «manipulación dolosa».

Evo Morales esperó a que se celebrase la investidura de Alberto Fernández en Argentina para trasladarse de México a Buenos Aires, el 12 de diciembre. En el aeropuerto internacional de Ezeiza se realizaron los trámites de su refugio –confirmado hace unos días– en tiempo récord. En la capital argentina fue recibido posteriormente por Fernández y protagonizó una rueda de prensa donde aseguró: «No tengo miedo a la detención ¿Cuántas veces he sido detenido y procesado?». En aquella intervención insistió en que había ganado las elecciones (el resultado oficial fue de 47,8 por ciento a su favor frente al 36, 51 de Carlos Mesa). «De este golpe –dijo– dos cosas me duelen, mataron a compañeros pero también asesinaron la economía», en alusión a las revueltas y enfrentamientos entre sus partidarios, los de la oposición y las fuerzas de seguridad.

El Gobierno de Alberto Fernández no reconoce el de Jeanine Añez pero ambos países son miembros del Mercosur (Mercado Común Suramericano). Con Morales en Argentina, las relaciones con Bolivia prometen ser un calvario tan complicado como el que, previsiblemente, atravesará con el Brasil de Jair Bolsonaro.

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