El Fine Gael gana las elecciones irlandesas pero no podría reeditar la coalición con los laboristas

Los sondeos apuntan a una victoria de Enda Kenny, que perdería diez puntos con respecto a los comicios de 2011

Enda Kenny deposita su voto en la urna electoral AFP

ABC

El Gobierno irlandés formado por el Fine Gael (centro-derecha) con el apoyo de los laboristas ha logrado en los últimos años una espectacular recuperación de la economía del país tras verse sometido a un duro rescate en 2010. Sin embargo, el fuerte crecimiento (un envidiable 6,6% en 2015) y la estabilización de las finanzas irlandesas no le han bastado al Ejecutivo encabezado por el primer ministro, Enda Kenny, para lograr una victoria holgada que les permita repetir gobierno.

El Fine Gael partía como favorito, y habría sido efectivamente el partido más votado con el 26,1% de los votos emitidos , según los sondeos a pie de urna. Pero su victoria sabe casi a derrota, ya que supone la pérdida de diez puntos porcentuales sobre las legislativas de 2011 . Y, lo que es peor, el apoyo recibido no le va a permitir alcanzar la mayoría en el Parlamento con quienes han sido sus fieles socios de gobierno, los laboristas, que se habrían quedado en torno a un mediocre 8%, muy por debajo del 19,5% que obtuvieron en las pasadas legislativas.

El voto ha sido tan disperso que se traducirá en un Parlamento fragmentado . El Fine Gael ha tenido una tendencia descendente desde que Kenny, aprovechando el milagro de la recuperación económica, anunció la convocatoria de elecciones parlamentarias, el pasado 2 de febrero. «La continuada caída en las cifras de desempleo junto con la mejora general de la economía deberían aumentar las posibilidades de la coalición Fine Gael-laboristas para volver al poder», dijo entonces a Reuters el analista Alan McQuaid.

Una particularidad de la política irlandesa es que la oposición al centro-derecha de Fine Gael es otro partido del centro-derecha, el Fianna Fail, que habría obtenido en torno a un 23% de los sufragios. Esta perspectiva pone a ambos partidos ante la disyuntiva de gobernar juntos en coalición (lo que jamás ha ocurrido en la historia de Irlanda; ambas formaciones se han ido turnando) o de que el Fine Gael y el Fianna Fail busquen otro tipo de alianzas inestables con los pequeños partidos y candidatos independientes, que podrían copar hasta un 25 por ciento de los escaños.

Sinn Féin, en la oposición

En principio, la opción más lógica sería la coalición de los dos partidos de centro-derecha . Pero hay resistencias a tal alternativa porque, aparte de no tener precedentes en la vida política irlandesa, dejaría como principal fuerza de la oposición al Sinn Féin de Gerry Adams (histórico brazo político del IRA), la formación de izquierda nacionalista que habría logrado alrededor de un 15% de los votos.

Kenny había dedicado la campaña electoral a pedir a los irlandeses un mandato claro para «evitar los peligros de la confusión y la inestabilidad» que supondría un resultado ingobernable en medio de la recuperación económica. «Este gobierno es una oferta para garantizar un progreso continuado para Irlanda y para hacer que esta recuperación se sienta en cada hogar y en cada persona», dijo durante el cierre de campaña. Fue escuchado solo a medias. Los laboristas, por su parte, se presentaron como la única izquierda capaz de llegar al poder. Tampoco tuvieron mucho éxito, ya que sufren el mayor retroceso. Y es que, en su caso, está claro que el poder desgasta.

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