Filipinas, último objetivo del reclutamiento del Estado Islámico

La red terrorista emite una grabación donde pide a los combatientes su adhesión a la milicia radical de Abu Sayyaf

Eduardo S. Molano

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Presuntos militantes del Estado Islámico han hecho público su primer vídeo propagandístico encaminado a reclutar milicianos en el Sudeste Asiático y, en particular, dirigido a Filipinas.

En la grabación -de 21 minutos y en árabe, inglés, filipino, indonesio y malayo-, uno de los combatientes sin identificar exige a «todos los musulmanes» que se unan a Isnilon Totoni Hapilon, líder del grupo radical Abu Sayyaf, quien en julio de 2014 juraba lealtad al propio Estado Islámico.

«Si no puedes ir a Siria (…) únete a los combatientes de Filipinas (…) No os dejéis engañar por las tácticas del presidente electo de Filipinas, (Rodrigo) Duterte», destaca el vídeo.

En este sentido, el general de brigada Restituto Padilla, portavoz del Ejército filipino, ha catalogado de «mera propaganda» el documento.

Su difusión se produce de forma paralela al anuncio del presidente Duterte, del recrudecimiento de la campaña contra la milicia islamista de Abu Sayyaf , que la pasada semana ejecutara a uno de los rehenes en su poder, el canadiense Robert Hall.

«No puedo hacerlo de inmediato», aseveró Duterte durante un encuentro con empresarios en la ciudad de Davao, donde fue alcalde. «Sin embargo, habrá un ajuste de cuentas. Y cuando esto ocurra: solo voy a decir: “capitulad de forma incondicional, liberad a todos los prisioneros o lucharemos”», añadió.

Abu Sayyaf fue creada en 1991 como una escisión del Frente Moro de Liberación Nacional. Su fundador, Abdurajak Abubakar Janjalani, era un clérigo que luchó en Afganistán, donde asegura conoció a Osama Bin Laden y sintió la llamada a una yihad global.

A finales del pasado mes de abril, John Ridsdel, un turista canadiense raptado siete meses antes por los radicales era ejecutad o tras expirar el plazo de sus captores, que exigían 20 millones de euros por su liberación.

Posteriormente, los terroristas emitirían un ultimátum sobre la suerte de tres de los rehenes capturados junto con Ridsdel -el canadiense Robert Hall, el noruego Kjartan Sekkingstad y la filipina Marites Flor. El primero de ellos sería decapitado el pasado 13 de junio tras expirar el chantaje islamista.

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