Las familias de las víctimas de «Charlie Hebdo» reviven el dolor con un juicio que se extenderá hasta noviembre

El proceso comenzó el martes 2 de septiembre, con el interrogatorio de los catorce cómplices de los autores materiales de la matanza, los hermanos Chérif et Saïd Kouachi

El juicio comenzó el martes 2 de septiembre, con el interrogatorio de los catorce cómplices AFP

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Las familias de las víctimas de la matanza consumada en la redacción del semanario satírico «Charlie Hebdo», el 7 de enero de 2015, aportan al histórico proceso de los cómplices de los asesinos la luz y rostros humanos que no tienen los criminales juzgados ni el fanatismo religioso que vuelve calificar de «comportamiento criminal» el trabajo de periodistas y humoristas asesinados en nombre de la justicia islámica.

El proceso comenzó el martes 2 de septiembre, con el interrogatorio de los catorce cómplices de los autores materiales de la matanza, los hermanos Chérif et Saïd Kouachi, abatidos a tiros dos días parte.

El mismo día, la Universidad de al-Azhar, en El Cairo, la más influyente de las escuelas de teología islámica, suní, calificó la nueva publicación de las caricaturas de Mahoma de «acto criminal». En Ankara, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, denunciaba como «provocación» la publicación , coincidiendo con el inicio del proceso, de las caricaturas de Mahoma que, en su día, hace cinco años, estuvieron en el origen de un estallido de cólera musulmana, internacional, coincidiendo con la solidaridad universal con los periodistas y dibujantes asesinados en París.

El mismo día de la matanza se hizo célebre la primera reacción de Elsa Wolinski, la hija de Georges Wolinski, uno de los grandes dibujantes / humoristas asesinados: «Papá se ha ido. Wolinski queda». Era y sigue siendo la esperanza y la fe más alta en la creación, que no puede destruir ningún crimen.

Cinco años más tarde, Elsa Wolinski ha comentado el inicio del proceso de este modo: «Mi hermana, abogada, mi madre, con cáncer, y yo, que he engordado un poco, vivimos en una atmósfera muy tensa. Me siento cansada desde que comienza el día. Todo, la actualidad, la prensa, me recuerdan aquel día trágico. Mi madre vive su enfermedad y su dolor con una protección policial especial. Nos apoyamos, en familia».

Frágil, físicamente, muy viva, despierta, animosa y viva, moralmente, Maryse Wolinski, la esposa, sigue viviendo en el pequeño apartamento donde fue feliz con su marido, habla con serena firmeza: «Las familias que estaremos presentes en el proceso, como parte civil, no esperamos gran cosa. No se juzgará a los asesino, si no a sus cómplices. Siento curiosidad por escuchar a la esposa de uno de ellos, Cherif Kouachi. Incluso me gustaría hablarle, intentar comprender como pudo ignorar, ella, lo que se tramaba en su casa».

La justicia de los hombres

Chloé Verlhac, la viuda de otro dibujante famoso, Tignous (Bertrand Verlhac), tiene una visión quizá más política, por momentos, ante el inicio del proceso: «Es muy importante que quienes asesinaron o ayudaron a asesinar, en nombre de la justicia de su dios, sean juzgador por la justicia de los hombres. Durante mucho tiempo, fui víctima de mi dolor, íntimo, personal. Ahora creo comprender el alcance histórico de este juicio: será el momento de recordar la matriz y grandes principios donde se funda nuestra nación, nuestra vida en común, comenzando por la laicidad».

Marika Bret, que fue directora de recursos humanos en la administración de «Charlie Hebdo», es hoy responsable del recuerdo y defensa de la memoria de Charb (Stéphane Charbonnier) otro de los antiguos puntales del semanario satírico, comparte una visión cívica y política del proceso que debe durar hasta primeros de noviembre: «Hemos dejado que se marchiten los principios fundamentales de nuestra vida política, nuestra nación, nuestra república. Acompañando a los padres de Charb, me constituí parte civil, en el juicio, para recordar y defender los valores y compromisos políticos, republicanos, humanistas y universales de la gran aventura de “Charlie Hebdo”. Fue una gran historia que es indispensable seguir recordando y defender ».

Michel Cabut, hermano de Cabu (Jean Cabut), otro de los grandes maestros del humor satírico francés, sigue al frente de su propio quinteto de jazz, sin abandonar nunca su puesto como batería. Sigue el inicio del proceso a una cierta distancia, pero rinde diarios homenajes, muy profundos, públicos, muy líricos: «No espero gran cosa del proceso. Espero que nos ayude a comprender. Soy músico. Mi hermano tenía dos grandes pasiones, el dibujo humorístico y el jazz. Yo lo recuerdo y rindo homenaje cada día, en privado, durante los ensayos de nuestro quinteto y durante nuestros conciertos. Jean Luc Godard llegó a decir que mi hermano era el mejor periodista de Francia. A título personal, prefiero recordarlo como un hombre alegre, feliz, siempre riendo, a ritmo de “swing”. Nuestro grupo se llama “Hot swing orchestra”. Quiero pensar que sigue escuchándonos en algún lugar, entre las estrellas».

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