La familia iraquí que le ganó el pulso a Trump y podrá entrar en EE.UU.

Fuad Sharef, subcontratado por una agencia gubernamental estadounidense, y sus familiares han recibido luz verde para volver a suelo americano después de que el veto a los ciudadanos iraquíes les impidiese entrar la pasada semana

Fuad Sharef muestra su visado de inmigrante de Estados Unidos en Erbil, Irak AFP
Alicia Alamillos

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Cuando las autoridades aeroportuarias en El Cairo se acercaron a Fuad Sharef y su familia, su hijo Bnyad (19) no se lo podía creer: habían conseguido visados, vendido la casa, enfrentado amenazas de muerte…, y ahora eran detenidos a mitad de camino rumbo a Estados Unidos. La orden ejecutiva de Trump que ha prohibido a cualquier ciudadano de Irak la entrada en el país les mantuvo más de 20 horas atrapados este sábado en El Cairo, desde donde fueron deportados de nuevo a Erbil . Sin embargo, tras una oleada de solidaridad y críticas al decreto presidencial, esta familia finalmente podrá volver a intentar reconstruir su vida en Nashville .

«La embajada estadounidense en Bagdad les dio la luz verde para viajar el miércoles», confirma por teléfono a ABC una fuente cercana a la familia, que finalmente volarán a EE.UU. la semana que viene. El martes por la noche, el comisario de Protección de Aduanas y Fronteras Kevin McAleenan declaró en rueda de prensa que «los portadores de SIV podrán tomar sus vuelos… y su exención será procesada a su llegada a Estados Unidos». Tras un proceso de dos años, Sharef obtuvo el 24 de enero este tipo de visado, permiso especial que se otorgaba a iraquíes y afganos que colaboraron con el Ejército o agencias gubernamentales estadounidenses, y que les permitía una estancia de un año en Estados Unidos. Sharef había trabajado para el Research Triangle Institute (RTI), subcontrata de la agencia gubernamental estadounidense USAID. Por su colaboración con los estadounidenses tras la invasión de Irak en 2003, Sharef ha recibido amenazas de muerte, dice a este diario Bnyad, hijo mayor de Sharef.

Tras la firma de la orden «Proteger a la nación de la entrada de terroristas dentro de los Estados Unidos», nombre oficial de la conocida como «Muslim Ban» de Trump, Sharef aceleró los trámites, confiando en que con su visado especial, no tuvieran problemas en el control de fronteras. Miles de personas, desde estudiantes admitidos en universidades estadounidenses (cerca de 17.000, según datos del Instituto de Educación Internacional), a solicitantes de asilo, pasando por portadores de la «Green Card», han quedado en el limbo y la incertidumbre fruto del caos de los primeros días de imposición de la drástica ordenanza. Durante las primeras horas, las aerolíneas continuaron aceptando pasajeros con visado, pero pronto se negaron a aceptar a iraquíes , iraníes, sirios, libios, sudaneses, yemeníes o somalíes. Este fin de semana, la aerolínea egipcia Egyptair confirmó a ABC la prohibición. El sábado la familia Sharef volaba de Irak a Nueva York con escala en El Cairo, pero un cable de la embajada estadounidense en Bagdad les obligó a pasar la noche atrapados en el aeropuerto antes de ser devueltos a Irak.

«Lo hemos pasado mal. Los últimos días han sido deprimentes, caóticos… Cuando nos detuvieron (en el aeropuerto) fue una situación frustrante. Estábamos en shock, y no teníamos ni idea de qué nos depararía el futuro», cuenta Bnyad. Viajar a EE.UU. para reconstruir su vida en Nashville había sido la última apuesta de este padre de familia: vendió su coche, su casa y posesiones, sacó a sus hijos (Bnyad, Yad y Shad, dos niñas de 17 y 10 años) de la escuela. «Nos estuvimos preparando durante un mes. Estábamos preparados completamente para nuestra nueva vida, volver a Irak no era una opción», asevera el muchacho.

La familia Sharef es sólo un puñado de los miles de personas que se han visto afectadas. «Seguimos recibiendo mensajes y llamadas de mucha gente afectada por esta prohibición, pero tienen miedo de hablar públicamente, por los extremistas », asevera Bnyad. «Nuestro caso es representativo de algo más grande. Somos un punto de inflexión».

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