Expertos de Seguridad sugieren que Putin ha perdido parte del control de los espías rusos

La Fiscalía alemana tiene indicios suficientes de que el asesino del georgiano es un agente secreto «que actuaba por encargo de la Federación Rusa o de la República chechena»

Wolfgang Ischinger, en la Conferencia de Seguridad de Múnich

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Berlín sigue siendo una capital del espionaje internacional , pero ya no se dan asesinatos como el que tuvo lugar el pasado 23 de agosto, a plena luz del día, en el céntrico parque Klein Tiergarten. El asesino se aproximó a su víctima en bicicleta, le disparó tres tiros, uno de ellos en la cabeza, y huyó ante el estupor de la populosa cola ante el puesto de helados, a solo unos metros del cadáver ensangrentado.

La proximidad de uno de los centros de acogidos de refugiados es la causa de que en cada uno de los semáforos que rodean los accesos a ese parque haya instaladas varias cámaras de seguridad, por lo que no resultó difícil para la Policía localizar y detener al asesino, además de encontrar el arma de la que había tratado de deshacerse entre unos arbustos. La víctima fue identificada como el georgiano (40), Zelimkhan Khangochvili, un oficial de la guerra de Chechenia. El detenido y único sospechoso, que guarda silencio desde entonces en una prisión de Berlín, es un ciudadano ruso identificado como Vadim K., alias Vadim S.

La Fiscalía General alemana, al mando del caso tras constatarse que hay intereses de gobiernos internacionales de por medio, tiene «indicios suficientes» de que se trata de un agente de inteligencia «que actuaba por encargo de la Federación Rusa o de la República chechena».

Acusaciones «infundadas»

Desde el Kremlin, sin embargo, se ha negado cualquier vínculo del Estado ruso con el asesinato y se ha calificado de «absolutamente infundadas» las acusaciones publicadas por medios de prensa alemanes. Anta la falta de colaboración, Alemania ha expulsado esta semana a dos diplomáticos rusos y el conflicto entre las dos Administraciones tensa aún más la relación bilateral. Es en este contexto en el que el director de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Wolfgang Ischinger, ha hecho unas declaraciones defendiendo que los dos gobiernos se están diciendo la verdad y que Putin podría haber perdido el control de algún sector de la inteligencia rusa.

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov , rechaza la acusación del Gobierno alemán. «No estaba al tanto de la base de la acusación», explica Ischinger, que considera la situación «muy delicada» por la potencial escalada diplomática. «Si el Gobierno ruso ha ordenado el asesinato, querría decir que el Kremlin le es completamente indiferente a la relación con Berlín. Pero existe una segunda opción, que desvincule al Gobierno ruso de las órdenes dadas a sus agentes». «Podrían haber trabajado para otros clientes», sugiere, «no sé cuál de las dos opciones es la peor».

Excombatiente

Zelimkhan Khangochvili era un excombatiente del grupo islamista «Califato del Cáucaso», que en 2004 confesó el asesinato con explosivos de Achmat Kadyrov en Grozny. El 23 de agosto era precisamente la fecha de cumpleaños de Kadyrov y el modus operandi se corresponde con el de una típica ejecución, a lo que se suma que Kadyrov había asesinado anteriormente al padre de Khangochvili. Todo apuntaría a una represalia.

Jakub Janda, director del grupo de expertos checo «Valores Europeos», considera que es «muy poco probable que Kadyrov, hombre de Putin, organizara a la luz del día y en Berlín un asesinato a tan alto nivel, sin que Putin lo supiera». El caso le recuerda al envenenamiento de Salisbury, en el que un espía doble ruso y su hija fueron víctimas de los devastadores efectos del agente nervioso Novichok.

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