Desde finales de agosto, más de 600.000 refugiados de la etnia musulmana Rohingya han huido a Bangladés por los ataques del Ejército birmano. Cargando las pocas pertenencias que han podido salvar de los ataques del Ejército birmano, los refugiados rohingyas siguen llegando a Bangladés. La mayoría de los refugiados rohingyas que están escapando a Bangladés son mujeres, niños y ancianos, ya que denuncian que el Ejército birmano ha matado a los hombres de sus poblados. Hacinados en chozas de bambú entre el barro, los refugiados rohingyas que han huido de Birmania viven en los campamentos que han proliferado al otro de la frontera con Bangladés, como este de Kutupalong. Tras cruzar el río Naf desde Birmania hasta la isla de Shapuree, los refugiados rohingyas avanzan sus últimos metros hacia el punto de entrada de Sabrang, donde el Ejército de Bangladés los registra. Entre lágrimas, un grupo de niños rohingyas esperan bajo el sol el reparto de comida en el campamento de refugiados de Moinnerghona. Ocultándose en la jungla, muchos de los refugiados rohinygas que llegan a Bangladés han caminado de noche durante una semana y sin apenas comida. Los refugiados rohingyas llegan al punto de entrada de Sabrang, al sur de Bangladés en la frontera con Birmania, donde el Ejército registra sus datos y la ONG Médicos Sin Fronteras revisa su salud y vacuna de sarampión a niños y jóvenes. Desde el puesto de Sabrang, el Ejército bangladesí traslada a los refugiados rohingyas a los campamentos que han proliferado a lo largo de la frontera con Birmania, como este de Unichiprang. Los gobiernos de Birmania y Bangladés han acordado empezar la repatriación de los refugiados rohingyas en los dos próximos meses, pero no se conocen los detalles del trato y los desplazados tienen miedo a volver.